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Menores en red: piénsalo antes de enviarlo

Cada vez que conocemos un suceso relacionado con ataques sexuales a menores, salen a relucir los peligros de las redes sociales, esos sitios de Internet que han sustituido a los lugares físicos donde se relacionan los jóvenes entre sí.

La semana pasada, a raíz de la detención de un violador que contactó a su víctima en Tuenti y de la celebración en toda Europa del Día de Internet Seguro, el debate sobre la seguridad de esas redes volvió a calentarse.Ayer mismo, Faceboock, que ya ha logrado el segundo lugar en el ránking de páginas más usadas sólo por detrás de Google (8 millones de usuarios registrados en España), atendió el requerimiento de la Agencia Española de Protección de Datos y elevó de 13 a 14 años la edad mínima para acceder a la esa red.

Casi 25 millones de ciudadanos mayores de 14 años utilizan Internet. De ellos, 14 millones lo hacen a diario. En este segundo grupo, el 51% (más de 7 millones) son menores de 35 años, según datos del último Estudio General de Medios (EGM). El 55% de los internautas españoles (más de 13 millones) participa a diario en redes sociales.

Con semejantes cifras, es lógico deducir que esta nueva fórmula de relación social (virtual) está plenamente instalada entre nosotros. Las relaciones sociales virtuales no ofrecen más peligros para los chavales que las relaciones sociales de la vida real. Incluso son potencialmente menos dañinas. Ahora bien, hay que tener ciertas precauciones... muy similares a las que requiere la vida real.La alarma que desatan informaciones de sucesos en las que aparecen estas redes es injustificada. Es normal que en los sucesos relacionados con menores se mencione Facebook, Tuenti o Messenger, puesto que esas son las herramientas con las que los chavales de hoy se comunican entre sí. Pero también es gracias a esas páginas web que los investigadores policiales acaban dando, en buena parte de los casos, con el culpable de la agresión.

La responsabilidad de las empresas que gestionan las redes en la protección de los menores es indudable, y por ello es necesario que las autoridades españolas se ocupen de hacerles cumplir con las recomendaciones de seguridad que hace la Unión Europea, entre las que destaca limitar la edad de acceso (mayores de 14 años según la Ley de Protección de Datos española) y establecer las herramientas técnicas necesarias para que los datos personales que los chicos introducen en su perfil sean privados por defecto. Es decir, sólo puedan ser accesibles si el chaval ordena que lo sean.

Según la UE, el 50% de los adolescentes europeos facilita en la red datos íntimos y potencialmente peligrosos como su lugar de residencia, el colegio al que van, sus actividades extraescolares, sus horarios, etcétera. Esos datos, un caramelo para los abusadores, permanecen en línea y a la vista de cualquiera si no se da la orden en contra al establecer el perfil.

Más de la mitad de los adolescentes españoles que utilizan redes sociales (el 56% según un estudio realizado por Microsoft) han sido contactados por un desconocido en la Red. El 76% respondió a ese contacto.

Cambiar la tecnología para que sus datos dejen de ser tan accesibles es una obligación de las redes sociales. Ofrecer a nuestros hijos la educación digital básica para que conozcan los riesgos y puedan afrontarlos de forma responsable es tarea de padres y educadores. La capacidad de tener éxito con ellos para que se protejan es idéntica a la que tenemos para que eviten los riesgos de la vida real.

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