Sin filtro

Que la crisis no malogre una buena idea

Los anuncios de prostitución que insertan a diario los periódicos de información general en España (Público los rechaza desde su lanzamiento, en 2007) contituyen una forma más de proxenetismo, similar a regentar un club de alterne a las afueras de cualquier pueblo. Y al igual que pasa con esos antros, resultan muy difíciles de erradicar.

Da la sensación de que por ambos negocios no ha pasado el tiempo. Esta sociedad ya no tolera ninguna exhibición pública de sexismo ni en la publicidad ni en las declaraciones de los responsables políticos. Pero sigue alimentando la actividad que más atenta contra la dignidad de las mujeres por la vía de consumir la prostitución al borde de la carretera o colaborar al negocio de la trata mientras se engulle el desayuno y se ojea el periódico.

La relación entre las 400.000 prostitutas que ejercen en España y los 15 millones de clientes (el 99% son hombres) mueve 18.000 millones de euros al año. La llamada prensa seria les sirve de nexo al nada despreciable precio de 40 millones de euros anuales.

Confiar –como ha hecho hasta ahora el Ministerio e Igualdad– en que los diarios renuncien voluntariamente a esos pingües ingresos es una utopía. Principalmente porque el actual contexto de crisis económica ha diezmado los ingresos por publicidad de todas las cabeceras. Pero también porque esos diarios no se han sentido avergonzados y presionados suficientemente por sus lectores/compradores.

Aído se ha decidido a buscar las fórmulas legales para erradicar esa publicidad de la prensa. Confiemos en que los llantos (léase la presión) de los dueños de los medios por las pérdidas económicas no frenen su determinación.

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