Tedetesto

Los otros

Parecía imposible pero los del PP han hecho el milagro de cabrear a Iñaki Gabilondo. El periodista ecuánime y de buen talante, siempre moderado y conciliador se arrancó el otro día con una diatriba radiofónica y televisiva en la que reflejó su hartazgo y formuló esa pregunta que nos hacemos todos menos Paco Marhuenda, el ubicuo director de La Razón que desayuna, come, merienda y cena en los platós. ¿Nos toman por idiotas?. Va a ser que sí, nos toman por idiotas y pretenden que nos traguemos sus idioteces, que comulguemos con esas ruedas de molino que nos dispensan todos los días como si fueran caramelos envenenados.

¿Me da usted La Razón? Sí, como a los locos, contestaba mi kiosquero favorito cuando el periódico salió a la calle. Es imposible quitarle la razón al que no la tiene y Paco Marhuenda cree tenerla pero la guarda celosamente para que no se la quiten y la usa poco para que no se desgaste cuando interviene en la 13, en Intereconomía, en la 6 o en la 5 que en todas partes cuecen las habas contadas de esa olla podrida, caldo de berzas y de bárcenas, que apesta en todos los rincones de Génova 13. Para quitarse el hedor de encima algunos peperos comienzan a corear aquello de "yo ya no se si soy de los nuestros".

Hombres de poca fe, que escuchen a Marhuenda y que observen ese repertorio, breve pero contundente, de gestos que despliega cuando hablan "los otros" ( indignación, sorpresa, sarcasmo, yo no he sido...). En la otredad se resume el discurso de Marhuenda, los otros mienten, los otros quieren acabar con ellos. Sabemos quienes son ellos , quienes sois vosotros, pero no sabemos quienes somos nosotros, suelen contestarle los contertulios más dispares a los que solo cohesiona su funesta manía de no creer en los mensajes que los diferentes portavoces del PP prodigan a diario sin creérselos demasiado. ¿Cuándo se querellarán contra el extesorero?, mañana si Dios quiere, pero Dios está a otras cosas, ni está por aquí, ni se espera que vaya a declarar para deshacer este maldito y terrenal embrollo. De momento tendrán que conformarse con el omnipresente Marhuenda.

El argumento Marhuenda se impone en el contraataque. El director de La Razón utiliza la mayor parte de su tiempo en antena para quejarse de que "los otros" no le dejan hablar y a descalificarles por ser tan mal educados, lo que le sobra, que no es mucho, le sirve para negarlo todo, incluso la letra de Bárcenas, y exigir que todo el mundo calle hasta que los jueces se pronuncien cualquier año de éstos. Si lo hacen pedirá que sigan callando hasta que se fallen los recursos correspondientes y cuando todo se destape recurrirá previsiblemente al "Y vosotros más".

Tras las profundas reflexiones que me ha inspirado el argumentario único de Marhuenda, he llegado a la conclusión de que sí, de que sí soy de los otros (Yo soy la otra, la otra y a nada tengo derecho...). El mismo Marhuenda me lo explicó cuando, ante los micrófonos de una emisora de radio definió a sus oponentes como "esos periodistas independientes ajenos a la realidad". Para no enajenarse de la realidad hay que ser dependiente. ¿Dependiente de quén? Del PP por supuesto, de ese PP al que sirvió Marhuenda cuando se dedicaba a la política real a sueldo del partido como hombre de confianza de Mariano Rajoy en sus etapas ministeriales. "Cuando he sido político, he sido político. Cuando he sido periodista he sido periodista" aclaraba el periodista político o el político periodista hace unos días. ¿Y hoy? ¿Qué es hoy Francisco Marhuenda?. Psiquiatras tiene la ciencia que podrá dilucidar este dilema a beneficio de todos, incluído el propio paciente que no puede curarse de su dependencia, un baño frío de realidad tal vez pudiera calmar sus ardores, pero sería peor el remedio que la enfermedad, la realidad acabaría de enajenarle. La otra pregunta, que ya formulé en otra crónica pero que me sigue preocupando, es de dónde saca tiempo Marhuenda para dirigir su periódico si se pasa la vida en los platós. Pero es que La Razón se dirige sola porque es una razón dependiente que si la dejas ir sola siempre se dirige al origen de su dependencia, con sede en el 13 de Génova que es como el 13 de la Rue del Percebe.

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