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Santos y dragones

Un Papa nuevo para la Semana Santa hizo de los televidentes, penitentes forzosos, sufridores encadenados y condenados a padecer, por ejemplo, con los feroces aguaceros que descargaron un año más sobre Sevilla. Imágenes de cofrades sufrientes en Andalucía y en Castilla, las lágrimas del cielo aguando la sagrada fiesta del beaterío y esquilmando las arcas del turismo y de la hostelería. El dios de la primavera se mudó a Benidorm premiando a los pecadores y castigando a los fieles. Llanto y crujir de dientes en todos los telediarios y vidas ejemplares, video-estampitas de La Biblia, biografía, no autorizada de María de Nazaret, documentales bíblicos e imaginería truculenta con más sangre que en una de vampiros. Sobredosis de superstición, antigua y renovada con la mediática y ubicua presencia de un pontífice argentino que con cada ruptura de protocolo genera imágenes exclusivas todos los días.

TVE, que se sumó a la fiesta como en los viejos tiempos con gran despliegue de medios, ha recuperado la primacía de los telediarios por una gracia especialísima del Altísimo que bendijo su entusiasmo, y los cristianísimos canales de la TDT compitieron en piedad y edificación. Tal vez conmovido por los fastos, nefastos y necrófilos, de la Semana Santa, Federico Jiménez Losantos venderá su concesión televisiva en Madrid a un canal cristiano. Libertad Digital dejará de adoctrinar a sus escasos fieles y cederá el púlpito a los telepredicadores para que sigan compitiendo con los videntes en la difusión de la superchería. No es mal momento para vender, pues podrían peligrar las graciosas concesiones de la TDT que están en tela de juicio. Concesiones digitales, a dedo, para los mejores postores y para los mejores amigos de los gobiernos concesionarios, que no pasan los mínimos controles democráticos de la igualdad de oportunidades. Si se produce una reasignación de canales será a cargo de los mismos reasignadores, tendremos nuevos collares para los mismos perros, cascabeles distintos para los mismos gatos.

"El Gato al Agua" de Intereconomía y  "El Cascabel al Gato" de la 13" vuelven por donde solían, los eres andaluces y los escraches han dado munición suficiente a la jauría para desmarcarse de los enojosos temas de Bárcenas y "gürteles", y los conflictos laborales de la familia Bardem ofrecen un plus de iniquidad a los opinadores más asilvestrados, a los cuatro o cinco gatos que se reparten las tertulias. Lunes de Pascua, en "El Gato al Agua". Javier Algarra, conductor del presunto debate, no ha tenido bastante Semana Santa y no se resiste a abandonar el tema, así que obsequia a su parroquia con unas imágenes que "le ponen siempre los pelos de punta", imágenes en diferido de la procesión del Cristo de la Buena Muerte que llevan a hombros rudos legionarios que desembarcan en Málaga y desfilan entonando con broncas voces las abracadabrantes y tenebrosas estrofas del "Novio de la Muerte". Esta vez no vemos al impenitente penitente Antonio Banderas, tocado con el "chapiri", el gorro cuartelero de los legionarios, pero escuchamos a Miguel Durán, declarar que le hubiera gustado no ser ciego para poder enrolarse en la Legión... y no en la ONCE. Viva la Muerte (la hay donde quiera que vas). Entre el coro viril de novios de La Parca, figura Fernando Sánchez Dragó, patético en su papel de macho alfa septuagenario, gran fecundador y receptáculo de sabiduría cristiana y pagana. Hoy, y a lo mejor solo hoy, el gran dragó del Ku klux Klan celtibérico retoma su irreductible papel de "enfant terrible" y se declara partidario y practicante de una personal forma de escrache: cuando se siente ofendido y vejado, o simplemente ignorado en un espacio público, Dragó comunica a sus ofensores que se sentará ante ellos en la posición del Loto y no abandonará su incómoda postura hasta que se deshaga el entuerto. Terrible amenaza que suele dar sus frutos, la compasión acabará ablandado a sus verdugos que por no verle sufrir en edad tan provecta y poner en riesgo su exultante salud (física, de la mental ni hablamos) cederán en su afrenta. La reunión de la alegre cofradía de asusta-gatos termina con reparto de camisas y corbatas a los contertulios, porque "El Gato al Agua" como su sosias cascabelero, tiene el encanto de ser además de mentidero, mercadillo de ocasión, saldo de ideas y de complementos de moda masculina, tómbola y teletienda.

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