Mi televisión y otros animales

Volaaareee

El bendito parón navideño no sólo sirve para leer, sino también para ponerse al día. Y no me refiero a las reuniones familiares. ¿De verdad alguien pensaba que hablaba de eso? ¿En un blog de televisión? A ver si nos centramos, por favor.

Aprovecho los últimos días del año para ver series que tenía en un cajón por culpa de engendros como My own worst enemy. Yo también me pregunto por qué no dejé de verla hace tiempo. Entre los redescubrimientos de estos días está Flight of the Conchords. Y está muy bien traído porque la HBO está a punto de repescarlos también para una segunda temporada.

Una de las cosas que muy poca gente me perdona, y con razón, es que me gusten los musicales. Flight of the Conchords combina esa pequeña perversión con una comedia de lo más inhabitual. Humor políticamente incorrecto sobre Nueva Zelanda ("¿por qué no?", como dice un poster promocional del país en el despacho de uno de los protagonistas), situaciones disparatadas y surrealistas y música. Una música que no rompe con todo lo dicho anteriormente. Para muestra, un botón, concretamente el del play:

 

La cosa trata de un grupo musical formado por Bret y Jemaine que abandonan su Nueva Zelanda natal para abrirse camino en el mundo de la música desde Nueva York. Viene a ser como si un par de... hum... no sé... ¿leperos? se fueran a Lavapiés a lanzarse a la aventura artística. Más refinado, eso sí.

En España puede verse por medios claramente legales en el canal TNT. Se han atrevido a doblarla y parece que con cierta dignidad. Pero también la emiten en versión original con subtítulos. No lo dudéis: los chistes basados en el acento de Bret y Jemaine son intraducibles. Y si alguien me demuestra lo contrario no tendré ningún problema en reconocer que está muerto.

¿Ven cómo son intraducibles?

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