Mi televisión y otros animales

Azuloscuroysaleunnegro

Gente haciéndose pasar por cosas que no son para resolver delitos. De alguna forma esto me recuerda a la política nacional, pero le tengo mucho aprecio a lo de no tener demandas como para entrar en detalles.

Me refiero, en realidad, a una especie de moda encubierta que ha habido este año en la televisión americana. En The beast, teníamos a Patrick Swayze haciendo de policía, encubierto precisamente. Aunque parece que con los que más se creció como actor fue con los del seguro para que alguna compañía se atreviera a cubrirle, tal y como está el pobre.

Con mucho más de divertimento hemos visto Leverage o "Queremos revisitar El Equipo A, pero nos da cosica". Y algo de esta tendencia pudimos verla en la segunda temporada de Damages y en Dollhouse.

Cierra el ciclo, de momento, una serie que coge un poco de las dos primeras y lo pasa por la thermomix de Jerry Bruckheimer, el hombre que descubrió que cuando haces CSI ya no hay stop. Hablo de Dark blue (¿cogen ahora el título del post?), estrenada hace unas semanitas en la TNT americana. Sí, sí: en verano; cuando aquí estrenamos Un golpe de suerte o la morralla que no nos hemos atrevido a poner durante el invierno.

De Leverage coge que en cada capítulo hay unos malos muy malos a los que hay que dar su merecido engañándoles, que para eso los protagonistas forman una unidad de policías encubiertos. La profesión y las dudas sobre hasta qué punto se puede fingir ser un criminal sin serlo, es lo que llega de The beast.

Encabeza el tema Dylan McDermott (El abogado), que por lo que hemos podido intuir es como si un boy-scout se convirtiera en el Castigador. Hay algo en su cara de chico bueno que hace que no te lo acabes de creer como tipo duro. Pero ese algo funciona de una manera extraña. Le da al personaje una dimensión incómoda y muchas posibilidades. Claro, que cómo le dicen los guionistas que van a tirar por ahí gracias a que no se le puede creer en el papel. A ver qué hacen.

 Dylan McDermott

"El otro día iba así y me miré en el espejo... por eso no me afeito, porque me doy susto"

Junto al jefe hay una novata, imprescindible en estos formatos, un tipo pasado de rosca que no sabes por dónde va a tirar en ningún momento y el típico al que tarde o temprano le matarán a la mujer. Se lleva demasiado bien con ella, eso es así.

Por lo demás, cada capítulo engancha y funciona muy bien, de una manera muy parecida a los CSI, Sin rastro y demás productos de la factoría Bruckheimer: mucho procedimiento y pocas, pero algunas, concesiones a otros aspectos de los personajes. Sin hacerse pesado, pero lo bastante pausado como para que te enteres de qué está pasando. Y a otra cosa, que si te pierdes un capítulo no pase nada.

Quizá no merezca ir a Estados Unidos cada semana como hago yo (ejem) para ver los nuevos capítulos, pero no dudaré en recomendársela a los aficionados al género cuando lo pongan en La Sexta.

¿Cómo que La Sexta aún no lo ha comprado? Bah, ya volverán de vacaciones.

Más Noticias