Mi televisión y otros animales

¡Qué buen título!

"¡Vamos a hacer una serie de ciencia-ficción realista!", chilló el ejecutivo mientras se limpiaba la nariz.

Los resfriados de California son muy traicioneros. ¿De qué iba a ser si no gobernador un tipo cuyo apellido suena a estornudo? A lo que íbamos, que me pierdo.

"¡Con astronautas que estén buenos y buenas y que no sean rusos!", contestó otro de los ejecutivos.

"Deja de decir obviedades y centrémonos: ahora que hemos llegado a Marte...". Alguno de los ejecutivos presente se preguntó cuándo había ocurrido eso. Tal vez el jefe estuviera más informado. Después de que colaran el supuesto alunizaje de Armstrong no había que fiarse de la NASA. Si ése era su verdadero nombre...

"Hay que plantear algo más molón. Una misión a otro planeta. ¡No! ¡A otros siete! Se van a cagar los de la Fox si quieren copiarnos. Y estarán de viaje seis años. Como Gran Hermano, pero a lo bestia".

"¡Con astronautas que estén buenos y buenas y que no sean rusos!".

"Pero", comentó alguien de producción, "¿vamos a rodar escenas espaciales en plan realista?", preguntó mientras actualizaba discretamente su currículum en infojobs. "¿Con vacío e ingravidez y todo eso?"

"Sí, sí: todo en plan realista", aseguró el primer ejecutivo. "Bueno, pero con la gente caminando normal por la nave, claro".

Y así fue cómo decidieron que la serie se llamaría Defying gravity (Desafiando a la gravedad).

Hawking en el espacio

Cada vez que un ejecutivo de televisión habla de Física, Stephen Hawking llora. O se ríe, no lo tengo claro.

Dicen que es como Anatomía de Grey, pero en el espacio. Como no soy seguidor del drama hospitalario, deduzco que hablamos de un montón de gente que no tiene ni idea de qué va su trabajo y que piensa más en triscarse a sus compañeros que en lo que viene siendo desempeñar su empleo.

Me refiero a los asesores científicos de la serie, que en comparación dejan a Flipy a las puertas del premio Nobel.

Los protagonistas responden a la misma descripción. Además, hay flashbacks y una fuerza oscura y gente con visiones y escotillas... Pero lo que pesa no es el parecido con Perdidos (¿lo habían pillado?), sino el dramón. Más que eso, el que la gente se líe con gente, como si eso fuera tan fácil. O por lo menos se tenga ganas, todo ello en un espacio cerrado. ¿Mencioné Gran Hermano más arriba? En el capítulo piloto los personajes de la nave incluso tienen una especie de confesionario en su cuarto. En el segundo episodio ya han prescindido de él, aunque mantienen el recurso de la voz en off del astronauta macho alfa haciendo profundas reflexiones. Ya saben, frases sacadas de libros zen de esos que te venden en los aeropuertos. "Zen, aeropuertos... ¡claro!", pensó el guionista.

Los más aficionados al melodrama podrán juzgarla dentro de esta categoría y a lo mejor me descubren que es una joyita del género. También pueden ayudarme a dilucidad quién se está tomando esta serie muy en serio: si los guionistas o yo. Porque la épica astronáutica casa mal con una serie que no puede hacer flotar las cosas que se supone que flotan en el espacio o dar una buena explicación seudocientífica para que no lo hagan. Algo así pide a gritos unas risas a su costa y dejar campo abierto para la chicha que quieren sacarle a las relaciones interpersonales.

El título Defying gravity es una sátira a sí misma genial o una implacable metáfora del destino de la serie. Porque ¿han probado alguna vez a desafiar a la gravedad? Pregúntenle al Coyote.

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