Mi televisión y otros animales

Opiniones retornables II

Anteriormente, en Mi televisión y otros animales...

... sin cosas interesantes que contar a sus sufridos lectores...

... repasamos los retornos de algunas de las series a la parrilla americana...

... empieza a percibirse el peligroso síndrome de Barney Stintson Stinson...

Lo sé, estas entradillas quedan mejor en las series de ficción. Y en Mujeres y hombres y viceversa, si me permiten la redundancia. Seguimos con el repaso:

Fringe. Los primeros capítulos del retorno no defraudan, lo que ya es difícil teniendo en cuenta dónde había quedado la primera temporada. Sin embargo, tras los guiños a Expediente X me temo que se oculta una revisita a Alias. Si recuerdan aquella serie, cada capítulo acababa en un cliffhanger que en la siguiente entrega se desmontaba como de pasada en apenas cinco segundos. Lo que viene siendo un farol, vaya. Ahora mismo engancha más por buscar los detalles ocultos y por los finales abiertos que porque tenga chicha de verdad. A menos que tengan un giro de guión potentísimo guardado en una manga, todo apunta a un desinfle que para sí quisiera Falete.

 

Me pasa, además, que ya no puedo ver a Leonard Nimoy sin pensar en esto

Parks and recreation. Si ven ustedes The office, ni se acerquen a esta, que es una copia un tanto chusquera. La segunda temporada empieza sin ningún tipo de avance respecto a la primera, que ya iba justita. Para falsos documentales, prefiero ver por dónde va Modern family, de la que todo el mundo habla maravillas (yo todavía me lo estoy pensando).

Dollhouse. Los fans más acérrimos de Joss Whedon lograron in extremis mantener la serie en parrilla y consiguieron que la Fox se comprometa a emitir la segunda temporada completa. Si una cadena tiene que "comprometerse", se pueden hacer una idea del seguimiento. Las tramas autoconclusivas de cada semana siguen sin convencer por inverosímiles, al igual que la historia trasversal, que además se está haciendo farragosa como Dragó hablando de literatura. La idea original estaba muy bien, pero es como cuando en una fiesta se te ocurre una frase brutal para romper el hielo: para triunfar, tienes que saber cómo seguir a partir de ahí.

How I meet met your mother (Cómo conocí a vuestra madre). Aquí va lo del síndrome de Barney Stinson. El personaje de Neil Patrick Harris es divertidísimo. Tanto que los guionistas se lo pasaron bomba en temporadas anteriores escribiéndole boutades cada vez más gordas y haciendo que fagocitara al resto de sus compañeros de ficción. El riesgo era acabar teniendo una serie de coletillas legen... espera un momento... ¡darias!, pero vacía. Ahora hay que redirigir las tramas y hacer que nos vuelva a interesar cómo conoció Ted a la madre de sus hijos y eso está complicado. Sigue teniendo momentos sobresalientes y grandes hallazgos narrativos, pero le falta volver a tener algo que contar. Nunca creí que fuera a decir esto, pero le falta recuperar la parte más ñoña de Ted para articular el funcionamiento de los demás personajes. O convertirla en una tira de sketches con las locuras de Marshall-Lily por un lado y Barney y Robin por el otro. El profesor Mosby podría seguir dando tumbos y pareciéndose cada vez más a Ross Geller, como hasta ahora.

Cliffhanger de hoy: Anómalo busca desesperado en las parrillas internacionales algo que le dé tema para escribir el lunes. Hasta ahora lo más atractivo parece ser ¡Cine de barrio!

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