Mi televisión y otros animales

Jack Bauer es el motivo por el que se esconde Wally

Cuando Bruce Banner se enfada, se convierte en Hulk. Cuando Hulk se enfada, se transforma en Chuck Norris. Y cuando Chuck Norris se cabrea, evoluciona a Jack Bauer. Podría seguir con chistecitos de estos durante horas, pero eso ya lo han hecho otros.

Ustedes me perdonarán, pero tras cuatro años y pico, por fin he conseguido ponerme al día con 24. Si Jack Bauer hubiera estado en mi lugar, los deuvedés le hubieran dado la información mucho antes. Para el que no conozca la serie, va de un agente del gobierno americano (Bauer) y varios cientos de terroristas que intentan atentar de una u otra forma contra los Estados Unidos. Adivinen quién es el que sobrevive. La peculiaridad es que la trama está contada en "tiempo real": supuestamente, cada capítulo corresponde con una hora transcurrida en la narración. Aunque esa precisión se va desdibujando levemente a medida que pasan las temporadas. Cada una de ellas completa un día, por eso que se llame 24. Bien pensado, ¿eh?

Una vez le pregunté a mi abuela por qué ve Walker (pronunciado "balquer") y me contestó que porque los buenos son buenos y los malos son malos. Y viene Chuck Norris, suelta dos patadas y se acabó la tontería. Sospecho que, si no fuera por la continuidad entre capítulos, 24 podría ser el Walker de la primera década del siglo XXI. Aunque la metodología de Jack, que incluye matar a un detenido para cortarle la cabeza y poder infiltrase en una banda, pueda parecernos un poco pasada de rosca. Pero él siempre actúa en aras de un bien mayor: su país y salvar al menos a una persona más de las que mata. Así le salen las cuentas.

 Jack Bauer

Se rumorea (en serio) que El código da Vinci estuvo a punto de ser el argumento de una temporada de 24. Así imagino yo a Bauer-Langdon preguntando por un libro en la biblioteca

El primer capítulo de 24 salió al aire en noviembre de 2001, apenas un par de meses después de los atentados del 11 de septiembre y proponía como héroe a un tipo dispuesto a no jugar según las reglas si con eso podía evitar que los malos hicieran de las suyas. De alguna forma, Jack Bauer se convirtió en la mascota oficiosa de la Casa Blanca de George W. Bush. No crean que es casual que se emita en la Fox, la network conservadora propiedad del jefe de José María Aznar, Rupert Murdoch.

La Casa Blanca tiene ahora a su primer inquilino negro en la realidad y a la primera mujer al frente en la ficción. Si podíamos asumir que todos los presidentes que han pasado por 24 durante seis temporadas eran republicanos, Allison Taylor es claramente demócrata. Al principio de la séptima temporada se nota que nadie sabe qué hacer con Jack Bauer en esta nueva administración, incluidos los productores de la serie. Por eso intentan humanizarle; los americanos ya no están tan cabreados, hay que empezar a asumir que no todos los árabes son terroristas y el protagonista empieza a ser una caricatura de sí mismos. Llega un momento en que te imaginas a los guionistas reunidos diciendo: "tío, que en este capítulo Jack todavía no ha gritado "¡ahora!" a nadie, ¿qué nos pasa?".

Bah. Tonterías. Lo que nos gusta de 24 es que los buenos son buenos y los malos son malos. Y viene Jack, suelta dos tiros y se acabó la tontería. ¿Que las cosas no se deben hacer así? En el mundo real, que es un rollo y hay ética y derechos humanos y todo eso. Como decían en Mallrats Clerks, mira qué poco nos importaron los curritos de la Estrella de la Muerte cuando Luke Skywalker vino a reventarles el puesto de trabajo.

Y qué maja mi abuelina.

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