Mi televisión y otros animales

El tío ese que sólo trabaja una vez al año

Si algo me gusta de la Nochebuena es el reencuentro con un personaje que trabaja una vez al año, aunque en realidad tiene multitud de pequeños ayudantes a los que casi nunca se ve, con lo que incluso podemos dudar de esa ocasión. Para desplazarse usa a menudo un veloz vehículo monoplaza que nunca nadie ha visto, pero del que todos hablan. Se le suele ver rodeado de niños, por lo menos en los últimos tiempos y está casado con una señora, que, aunque conocida, tiene mucho menos peso histórico, quizá porque suele intervenir poco. Un personaje que en España provoca casi tanto rechazo como adhesión.

Sí, amigos: me encanta el mensaje de Navidad del rey. Y es que tiene de todo: tramas incomprensibles como Perdidos, una familia de elevada posición social gracias a un dudoso negocio como Los Soprano, vendemotos como los Mad men, una realización (sólo la realización, claro), que por momentos nos recuerda a The office. Hasta algo de Flashforward tenemos, porque visto el discurso un año, es como si vieras el del año siguiente. Es un producto televisivo impecable, sólo le falta... bueno, ella. No me extraña que todas las cadenas lo quieran para levantar sus cuotas de audiencia. Se ve que la TDT ha bajado las cifras de la ETB, que también a tenido que recurrir al mejor personaje de ficción jamás creado.

Espero que no les pase como a mí, que cuando leí que el rey quería que renovaran su escenografía y que se preparaba un especial de Nochebuena de Reforma sorpresa, me emocioné. Me imaginaba a Felipe con Nuria Roca explicándole que quiere arreglarle el despacho para cuando se jubile. A ver si se anima. Ejem. Aunque al rey lo veo más con el de barbas de Bricomanía. Y con Arguiñano. Mulder mía, creo que acabo de inventar la tertulia perfecta.

Para hacer tiempo hasta que llegue la retransmisión de las prácticas de teleprompter de nuestro querido jefe de Estado, les dejo con el vídeo manipulado que más lo está petando estos días. Con él, y lleno de orgullo y, sobre todo satisfacción, doy por finalizado este post de relleno tan descarado:

Otro año hablamos de mi emisión de fantasía favorita de las navidades: la misa del gallo. Diviértanse todo lo que puedan y recuerden que un cuñado no es familia.

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