Tiempo real

Antisemitismo

Hace años, cuando edité La guerra más larga, el libro del periodista argentino Jacobo Timerman contra la guerra israelo-libanesa de 1982; y más tarde, cuando edité Carta a un amigo judío, de Ibrahim Souss –representante de la OLP en París–, recibí duros reproches de conocidos y desconocidos, judíos o no, por "tomar partido contra Israel". Alguno llegó a decirme: "Nunca te lo perdonaremos". Y algún otro me trató de antisemita.
Impertérrito, había tomado partido, sí, y en la prensa, en favor de la causa palestina, desde la guerra de 1967. Nunca fui sectario, y no escatimé críticas a los palestinos, pero hice mía su causa, la fundación de un Estado propio en los territorios ocupados en esa guerra por Israel. Sigo fiel a esa causa, y ya van más de 40 años. Fiel e impotente.
Nunca me manifesté sino en contra de Hamás, cuya carta fundacional postula la lucha contra los judíos, a quienes "se debe aniquilar".

Con el tiempo, los mandatarios israelíes fueron maniobrando para esquivar las críticas, sosteniendo que toda crítica a Israel, o sólo al Gobierno circunstancial de Israel, era necesariamente signo de antisemitismo.
No todos tienen por qué compartir mi posición. Hay quienes, perplejos, me preguntan si no amo al pueblo judío. Mi respuesta es no. Entonces me preguntan si no amo a Israel, y de nuevo mi respuesta es no. Creyendo que es un chiste, ríen y me preguntan: "¿No amas a la Argentina?". Y yo: no. Más serios insisten: "¿Y a los argentinos?". Y yo: tampoco. Alarmados por mis negativas, me preguntan a quién amo. A ningún país, a ningún pueblo. Amo a individuos, de donde sean, si los conozco y me seducen. No amo más a los argentinos que a los ingleses o a los chinos o a los israelíes. No amo a los judíos más que a los cristianos o a los musulmanes. Soy ateo, de manera que ninguna religión tiene nada que reivindicar de mí.
Entonces algunos me dicen que soy judío porque soy de cultura judía. Me pregunto si la cultura judía es algo más que cierto sentido del humor, por ejemplo el de Woody Allen, o cierta afinidad con los libros y la música... y me echo a reír. Como si Woody Allen y Arthur Miller no tuvieran éxito en China, o los japoneses no tocaran obras de Mozart tan bien como Daniel Barenboim.
¿Antisemitismo? Dejémonos de historietas: por la oleada mundial de antisemitismo que con sus políticas feroces e intransigentes han sabido desatar, los tres mayores antisemitas de los últimos 50 años quizás hayan sido Menájem Begin, Ariel Sharon y "Bibi" Netanyahu.

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