Tiempo real

Julien Green y la Virgen María

Cuando en 1992 publiqué Las estrellas del Sur, segunda parte de su vasta novela sobre la Guerra de secesión –una novela acerca de sus orígenes: Green era norteamericano–, nos invitó a comer en su casa, en París. Alrededor de una mesa redonda elegante y mejor servida por su "hijo" Eric, estábamos Nicole a su izquierda, Eric a su derecha y yo frente a él. Le pregunté si conservaba algún objeto de su casa natal, en Savannah, algún mueble, algún cuadro. Me pidió que, con la mano, tocara la pata derecha trasera de la silla en la que yo estaba sentado.
"¿Nota usted unas muescas?" Sí, las notaba, tres o cuatro a distintas alturas del suelo. "Son las marcas que dejaron los sables de los oficiales nordistas que ocuparon nuestra casa." Miré con otros ojos el abigarrado mobiliario que nos rodeaba. Las alfombras antiguas, los viejos sillones y butacas, la platería bruñida, los cuadros –un pequeño Rembrandt, varios paisajes clásicos–, objetos raros, ahora ya no de adorno, una enorme bandera de la Confederación e hileras de libros finamente encuadernados. Todo eso era su casa natal. La conversación estaba por languidecer cuando Nicole le preguntó: "¿Por qué la Virgen María tiene tanta importancia para usted?" "Era una gran mujer, ¿no lo cree?", dijo después de un brevísimo silencio, con suavidad inocente y desplegando una sonrisa no tan inocente. "¿Por qué no lo escribe? ¿Un libro sobre María?", repuso Nicole.

Meses más tarde volví a verlo en su casa para entregarle mi edición de otra novela suya, Leviatán. Hablamos de sus orígenes, de su padre, de Las estrellas del Sur, y me atreví a preguntarle cuándo nos daría la tercera parte de la trilogía. "Tiene que tener paciencia –dijo–. Ned, el chico de Las estrellas del Sur, es mi padre. El tercer tomo es la historia de Ned, ¿comprende?" "Comprendo, desde luego. ¿Cuándo?" Y ante su silencio reticente me arrojé a sus pies y le dije: "¡La tercera parte, saint Julien, la tercera parte!" Creo que con ese "saint Julien", lo gané para la causa de sus lectores más ávidos. Al cabo de unos años salió Dixie, libro breve que, comparándolo con lo que me había dicho, correspondía a una primera parte de esa tercera parte... Al marcharme Eric me acompañó hasta la puerta. "No quiero revelar un secreto, pero usted creo que debe saberlo: Julien está escribiendo un libro sobre la Virgen María. Dígaselo a su esposa."
Me gusta pensar que en el origen de esta obra –que quedó inédita: Green falleció en 1998– está la pregunta inocente pero provocadora de Nicole.

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