Todo es posible

Se abre la muralla

Ni el mismísimo Fidel Castro duda de los buenos deseos de Obama para cambiar la política y la imagen de Estados Unidos. ¿Por qué dudan los demás? Otra cosa es que le parezca insuficiente el gesto de levantar las restricciones a los cubanoamericanos para viajar y enviar remesas a la isla. Dicho así, parece poco, pero implica un cambio vital para los cubanos que, a partir de ahora, podrán ver a su familia cuando quieran y recibir la ayuda económica imprescindible para adquirir artículos básicos. Quienes conocen Cuba saben que supone un gran alivio.

Las autoridades cubanas tienen razones para pedir el fin del embargo impuesto por Kennedy hace 47 años; un castigo para el pueblo más que para su Gobierno. El bloqueo, además de una enorme injusticia, ha sido un error político prolongado innecesariamente por todos los presidentes norteamericanos, con la benevolencia de Jimmy Carter y la especial inquina de Bush. Da la impresión de que Obama, por su propio interés político, está dispuesto a continuar el camino de acercamiento a Cuba, pero necesita el apoyo del Congreso, que ya está tramitando una ley para poner fin

a todas las restricciones.

Crucemos los dedos para que nadie entorpezca el proceso iniciado por Obama. Ambos países están cambiando y, como en toda transición, hay que marginar a los bocazas que sólo sobreviven en la confrontación. A estas alturas, sobran las agresiones verbales contra los hermanos Castro, a quienes, eso sí, habrá que exigirles que los viajes sean de ida y vuelta, que abran definitivamente la muralla para que también los cubanos puedan salir de la isla.

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