Trabajar cansa

El viejo chiste de la moderación salarial

      

Los neoliberales tienen un gran sentido del humor, lo que pasa es que no siempre sabemos apreciarlo. Los empresarios, por ejemplo, son unos cachondos. Cuanto más grandes, más graciosos. Y los que más, los dirigentes patronales. Los economistas también son divertidísimos: no hay más que leer sus artículos, o asistir a una conferencia de algún teórico de la economía de mercado: nada que envidiar a los monólogos del club de la comedia. También el gobierno gusta del humor neoliberal. Sobre todo el ministro de Economía, que es muy aficionado a contar chistes en público

La pena es que los profanos no sabemos pillar esas bromas, y no nos reímos como deberíamos. Son como inside jokes: las ríen ellos, y los demás nos quedamos con cara de tonto. Está, por ejemplo, ese chiste de la moderación salarial, todo un clásico. Cada vez que aparece el dato mensual de inflación, ahí está el humorista neoliberal recomendando moderación salarial a los trabajadores. Evidentemente se trata de una broma, pero los que estamos fuera no le vemos la gracia.

Los sindicalistas en cambio tienen muy poco sentido del humor. Son todos unos resentidos, y no entienden el humor neoliberal. Aun así, cuando algún portavoz sindical señala que los beneficios empresariales han subido diez veces más que los sueldos de los trabajadores, y reclama que, puesto que cada año perdemos más poder adquisitivo, puestos a moderar, se moderen las ganancias y no los salarios, hay que ver cómo se parten de risa los empresarios y los economistas neoliberales.

Tampoco los trabajadores tenemos mucho sentido del humor, y no entendemos ese tipo de gracias. Hace unos años, por ejemplo, hubo empresarios que, al llegar la navidad, regalaron a sus empleados el famoso libro ¿Quién se ha llevado mi queso?. Evidentemente era una broma: que tu jefe te regale una fabula que invita a dejar de lloriquear, a renunciar a la seguridad y la estabilidad, y a asumir que hay que adaptarse a los nuevos tiempos, sólo puede ser una broma. Pero muchos se lo tomaron en serio, y hasta se lo leyeron. 

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