Trabajar cansa

Maddof no es capitalista

            

"La crisis no exige la destrucción del capitalismo sino su moralización" -Nicolás Sarkozy, presidente de Francia-

     

Desde hace meses los partidarios del libre mercado repiten una y otra vez el mismo mensaje, por si cuela: la culpa de la crisis no es del sistema capitalista, sino de la codicia de unos pocos que con su ansia por ganar más han arruinado el invento. Primero fue Alan Greenspan, que culpó a la avaricia de unos cuantos. Entre nosotros Rajoy se pasó semanas repitiendo que la codicia es una cosa muy mala, y que la crisis económica lo es también de valores y principios.

Ahora es Sarkozy quien ha pedido la moralización del capitalismo en la conferencia parisina donde gobernantes y economistas han hecho propuestas para un "Nuevo capitalismo". La consigna es sencilla: no hace falta reconsiderar la idoneidad del sistema económico o su sustitución, sino que basta con moralizarlo, llenarlo de valores.

Es decir, que hay un capitalismo bueno frente al capitalismo malo de los codiciosos. De hecho, estos últimos ni siquiera son capitalistas, no hay que llamarlos así, que manchan el buen nombre del sistema. Hagan caso a nuestros líderes. El estafador Maddof no es un capitalista, es un infiltrado. Su promesa de beneficios exponenciales no tiene nada que ver con un sistema que, como saben, predica la moderación. Él es otra cosa. Un anarquista, seguro, como el banquero anarquista de Pessoa.

Podemos estar tranquilos. Nuestros gobernantes nos han prometido un capitalismo ético. Se acabó la codicia, que en realidad es una patología de unos pocos desviados, a los que por compasión habrá que reinsertar, pues no son malos chicos en el fondo.

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