Trabajar cansa

Suicidio colectivo en Davos

                                   

"Los líderes financieros sienten que están al borde de un precipicio y que pueden caerse en cualquier momento" -Klaus Schwab, presidente del Foro Económico Mundial-  

                                 

En las últimas semanas hemos sabido de unos cuantos suicidios de ejecutivos e inversores arruinados por la crisis, pero ¿no les parecen pocos? Tantas veces hemos oído la historia de quienes se tiraban de los rascacielos tras el crack del 29, que ahora esperábamos más sangre.

Tranquilos, hay una explicación: los grandes hombres de las finanzas han resistido hasta hoy a base de antidepresivos porque quieren regalarnos una bonita foto de despedida: ¡un suicido colectivo en Davos, durante la celebración del Foro Económico Mundial! Si no, ya me contarán a qué van a Suiza esos 2.500 peces gordos, con la que está cayendo. ¿A llorar juntos? ¿A hacer un fuego de campamento y recordar los viejos tiempos? Nada, nada. Van a inmolarse en plan secta destructiva, ya verán.

Ay, qué nostalgia de aquellas cumbres de Davos cuando todos reían, presumían de ganancias, se hacían fotos con Bono y paseaban por la montaña suiza tras las comilonas. Este año no habrá nada de eso. Por no ir, no va ni el cantante de U2, supongo que avergonzado tras haberse codeado con esa chusma que nos ha llevado a donde hoy estamos.

Pero nada, no se hagan ilusiones. Al final pondrán cara de circunstancias y poca cosa más. Repetirán la milonga de que la codicia es mala, prometerán un capitalismo con valores, pedirán que los estados echen una manita, y tan contentos. La receta contra la crisis ya la adivinamos: más de lo mismo. Dos tazas. Una vez fundidos los recursos privados, ahora devorarán el dinero público. Ese es el verdadero suicidio colectivo que preparan: el de la humanidad. 

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