Trabajar cansa

Háganme un dossier, por caridad

                                           

"Yo no he visto nunca que se publique a qué se dedican los hermanos, cuñados, primos o tíos de quienes se dedican a la política" -Esperanza Aguirre, presidenta madrileña-

                         

He intentado hacerme un dossier sobre mí mismo, por pura introspección, por conocerme mejor, casi como una terapia. He incluido todos mis datos personales y laborales, mis ingresos declarados, el saldo medio de mis cuentas bancarias; pero también la actividad empresarial de mi familia, y el patrimonio que entre todos juntamos. Hasta he incluido algún pecadillo inconfesable, por darle más colorido.

Y nada. Me ha salido un dossier de lo más aburrido. Tres folios a doble espacio que son pura raspa. Con un dossier así no llegaré muy lejos en la vida. Me siento un fracasado.

De mayor quiero ser como Ignacio González, que alguien me haga un dossier como el suyo. Menuda novela la de su vida. Setenta páginas de chanchullos, amistades, negocios familiares y propiedades. Este hombre sí que ha llegado lejos. El yerno que toda madre querría para casar a su hija. Un buen partido.

El día de mañana, cuando deje la política, el vicepresidente madrileño puede usar su dossier como currículum. Seguro que le llueven las ofertas, vista su capacidad de influencia y de relacionarse. Porque una trayectoria como la suya sólo es posible teniendo mucha suerte, o paseando sin miedo por el filo de lo legal. Y ambas cualidades son muy valoradas en ciertas profesiones.

Nosotros, los aficionados, nos escandalizamos con estas cosas. Pero quién sabe, en ciertos círculos tal vez son un signo de distinción, como tener una SICAV para evadir impuestos, o varias cuentas en Suiza. En cambio, los que no tenemos quien nos haga un dossier no somos nadie, unos mindundis.

Más Noticias