Trabajar cansa

¿Habrá contrato de bonanza?

                             

"Este contrato es bueno para ambas partes, para los empresarios y para los trabajadores" -Arturo Fernández, presidente de CEIM-

                      

El abaratamiento del despido es el estribillo que todos los dirigentes patronales tararean en la ducha cada mañana. Para los trabajadores es una canción un poco pesada, no le vemos la gracia, pero ellos la silban a todas horas, con la esperanza de que nos acabe gustando y la bailemos también.

Siempre es buen momento para abaratar el despido. Si la economía va mal, el despido barato es el remedio. Y si la economía va bien, pues irá mejor con una reformilla laboral. ¿Que aumenta el desempleo? Pues abaratemos el despido, y solucionado.

Ahora, con la crisis, piensan que estamos más predispuestos a comprar su crecepelos milagroso, así que en cuanto pueden nos recuerdan la necesidad de "flexibilizar los mecanismos de entrada y salida del mercado laboral". ¿No es delicioso el eufemismo? La última ocurrencia es un "contrato de crisis". Como la cosa pinta mal, los empresarios madrileños proponen abaratar el despido a veinte días, aparte de reducciones fiscales y de cuotas sociales.

No lo veo mal. Hay que adaptarse a cada contexto. Los empresarios proponen un "contrato de crisis" cuando hay crisis, de la misma forma que cuando había bonanza propusieron un "contrato de bonanza": mayor indemnización por despido, conversión en fijos de todos los temporales, paga de beneficios generalizada, abono de impuestos sin recurrir a ingeniería fiscal...

¿Cómo, que no recuerdan aquella propuesta de "contrato de bonanza"? Juraría que la escuché hace unos años de boca de la patronal, cuando los beneficios crecían en tasas de dos dígitos cada año. No creo que lo haya soñado.

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