"Los millonarios no pasarán hambre, pero que su riqueza caiga significa que el resto del mundo no va muy bien" -Steve Forbes, presidente del grupo Forbes- 

 ¿Pensaban que la crisis la iban a pagar los de siempre, los que menos tienen? Pues miren a esos pobres milmillonarios de la famosa lista Forbes, que han perdido un buen pellizco en el último año. El número de quienes poseen más de mil millones de dólares ha caído de 1.125 a 793, y cada ricachón ha visto recortado su tesoro una media del 23%.

¿Se consuelan ustedes con la noticia? ¿Se regodean en la desgracia del señorito? ¿Soportan mejor su hipoteca o su despido? ¿No? Yo tampoco. Primero porque lo de perder es más bien relativo. La riqueza de estos pájaros está formada sobre todo por acciones bursátiles y propiedades inmobiliarias. Mientras no vendan lo que tienen, las pérdidas no se harán efectivas, y lo que hoy baja mañana puede volver a subir.

Pero además, las pérdidas sólo son tales atendiendo al corto plazo, al último año. Si miramos más atrás, la cosa cambia. Por ejemplo, el número dos de la lista, Warren Buffett, perdió 25.000 millones en 2008. Pero en los dos años anteriores había ganado 10.000 kilos cada año. Si miramos a cinco o diez años atrás comprobaríamos cómo se ha multiplicado su riqueza.

En cuanto a la representación española, no salimos mal parados. Seis se han caído de la lista, pero nuestro campeón Amancio Ortega ha subido al puesto diez. No entiendo que no lo recibamos con pancartas en el aeropuerto. Qué ingratos somos. Celebramos una victoria de Nadal o el Oscar de Pe como si fueran de la familia, y no nos alegramos de nuestro millonetis local. Seguro que los empleados de Zara están emocionados.