Trabajar cansa

Tu salvación tiene un precio

"La crisis puede provocar disturbios sociales que amenacen a la democracia y que incluso acaben en guerra" -Dominique Strauss-Kahn, director gerente del FMI- 

                                       

 Las predicciones ya no anuncian nubes negras, ni siquiera tormenta. Directamente un huracán. Un pronóstico esperanzador, sí señor. Como para quedarse en casa. ¿Y así esperan restaurar esa confianza que dicen fundamental para que la economía levante cabeza? A este paso no sólo consumiremos menos, sino que empezaremos a construir búnkeres y acaparar agua mineral.          

La economía no es una ciencia exacta, aunque últimamente parece una ciencia paranormal, de la familia de las videncias. Cada día nos desayunamos con un nuevo vaticinio: cuántos parados habrá dentro de un año, cuánto se contraerá la economía, cuántas empresas cerrarán; incluso cuánto aumentará la criminalidad, pues todo parece predecible para estos pitonisos. Ahora también nos anuncian disturbios sociales y hasta guerras. Seguramente podrían afinar el pronóstico y señalar dónde serán, y cuántos muertos causarán.

Ah, pero no todo está perdido. El mensaje apocalíptico siempre contiene su promesa de salvación. La cosa está muy mal, esto se hunde, pero no todo está perdido, aún queda una salida. ¿Cuál es, cuál es?, gritamos todos ansiosos. Y entonces el señor director gerente del FMI sonríe y nos dice que todos esos males se podrán evitar "si saneamos la banca". Ah, bueno, haber empezado por ahí. Díganos, ¿cuánto hay que poner? Por nuestra salvación, lo que haga falta.

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