Trabajar cansa

Desde Seat, un mensaje para todos

"¿Cuántas empresas aportan propuestas como la de Seat para que las analicemos los sindicatos? Ojalá hubiera muchas." -Cándido Méndez, secretario general de UGT- 

                                 

 En el imaginario social, el obrero de la fábrica de coches tiene un lugar especial, es un símbolo de la clase obrera desde hace más de un siglo. Cuando en la tele dan una noticia sobre empleo, siempre lo ilustran con imágenes de una cadena de montaje de coches, con los trabajadores apretando tornillos, pues ésa es la imagen arquetípica de la clase obrera, y la entiende hasta un niño de teta.

Por eso la decisión de los trabajadores de Seat de congelarse voluntariamente el sueldo no es un asunto interno de una empresa, sino que su onda expansiva alcanza a millones de trabajadores. El mensaje que recibimos con ese gesto habla claro: si los siempre combativos compañeros de la automoción, con su tradición de lucha a cuestas, ceden así ante la empresa, ¿qué podemos esperar los demás?

El mensaje derrotista no sólo lo recibimos los trabajadores. Sobre todo toman nota los empresarios, que irán en procesión a la fábrica de Martorell para que sus directivos les expliquen cómo lo han hecho. La fórmula es bien sencilla: amenazo con cientos de despidos, digo que me voy a llevar la producción del coche nuevo a otra fábrica, y no sólo obtengo la colaboración sindical, sino además ayudas públicas de cientos de millones de euros.

A eso se le llama chantaje, pero no lo digamos muy alto, no sea que alguien se moleste.

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