Trabajar cansa

Lo duro de la cumbre es descender

"España luchará con todas sus fuerzas para no desaprovechar esta hora marcada por el reloj de la historia" -María Teresa Fernández de la Vega, vicepresidenta del Gobierno- 

                               

Por si alguno se apunta, les informo de que voy a fletar varios autobuses para ir al aeropuerto a recibir al presidente Zapatero cuando vuelva de su semana internacional. Alguien tenía que hacerlo, así que me hago cargo, porque como no le demos una bienvenida de futbolista o de actriz oscarizada va a pensar que somos unos ingratos. 

Figúrense el subidón de autoestima, tras una semana de compadreo con los más grandes del mundo, de cumbre en cumbre: un día arreglo la crisis, otro pacifico el planeta, hoy acerco civilizaciones, y entre medias recepciones, cenas, fotos oficiales y hasta confidencias con Obama. 

El riesgo de sufrir mal de altura es grande. Y como bien saben los montañeros, lo más duro de las cumbres es el descenso. Pasó con González y Aznar, que cuando empezaron a viajar más, hicieron nuevas amistades y pusieron los pies en la mesa, se fueron desentendiendo de las cosas terrenas, y cada vez que regresaban de un viaje la patria chica les parecía más chica, y los españoles más bajitos y feos. 

Es comprensible que tras unos días de macrobotellón diplomático resulte duro enfrentarse a los problemillas locales, responder a la castiza oposición o lidiar con cajas de ahorro provinciales. No sé, casi que en vez de un recibimiento vamos a tener que hacerle una manifestación para que pise tierra cuanto antes.

Más Noticias