Trabajar cansa

Tú me despides, yo te retengo

"Pido a los empresarios que no cedan ante los secuestros y, sobre todo, que no negocien con una pistola en la cabeza" -Jean-François Roubaud, presidente de la Confederación Francesa de Pymes- 

                           

Puede parecernos algo divertido –y así lo han tratado los medios aquí-, pero los empresarios de allí no le ven la gracia: se suceden en Francia los casos de directivos retenidos por los trabajadores como medida de presión para forzarlos a negociar cuando amenazan con despidos. 

Los dueños del lenguaje lo llaman "secuestro", para convertir un problema social en policial. Los técnicos ya lo han bautizado: boss-napping. Y las consultoras no han tardado en ofrecer cursos para que los directivos sepan enfrentarse a situaciones así. Por último, el hiperactivo Sarkozy ha prometido que se hará cargo. 

Aunque de París siempre vinieron modas, no creo que ésta tenga éxito en España, donde los sindicatos hacen apostolado de la paz social. Además, aquí cada vez quedan menos asalariados, y por eso las únicas medidas desesperadas que hemos visto son individuales: un autónomo que se sube a una grúa, otro que amenaza quemarse a lo bonzo si no le pagan lo que le deben... 

La retención de un directivo a la fuerza es un acto de violencia, claro. Pero en las relaciones laborales abundan los hechos violentos, sólo que algunos son legales y otros no. Un despido masivo, por ejemplo, es mucho más violento. De alguna manera los secuestros de jefes son el reverso del despido: tú no me dejas entrar, yo no te dejo salir.

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