Trabajar cansa

El Tamiflu se vende solo

"La OMS nos ha pedido que activemos nuestra reserva de respuesta rápida. Estamos incrementando la producción" -David Reddy, responsable de Preparación ante Pandemia de Roche-

 

Supongo que todos saben lo que es un visitador médico: el comercial de una empresa farmacéutica que aparece por la consulta o el hospital para echar un rato con el médico, dejarle unas muestras, un calendario, algún detallito simpático, y quizás una invitación para un congreso en algún destino exótico.

Pues el colectivo de visitadores médicos es uno de los principales afectados por la crisis de la dichosa gripe: al menos los especializados en el ya famoso Tamiflu. Se van a quedar todos en paro al paso que van. Y no porque no se venda el antiviral que fabrica Roche, más bien al contrario. La previsión de ventas es tan buena que no van a tener que regalar ni un bolígrafo de publicidad para promocionarlo.

Ya saben que estos días circula todo tipo de versiones sobre qué hay detrás de la gripe. Algunas son delirantes, claro. Pero otras, nada disparatadas, señalan a los grandes laboratorios farmacéuticos, sobre todo a los dos que tienen patente de antivirales y los comercializan: Glaxo y Roche, cuyos beneficios crecerán con los millones de dosis demandadas en todo el mundo.

La mala reputación de los fabricantes de medicamentos, que los convierte hoy en sospechosos, no es nueva. Ya sabíamos, por ejemplo, acerca de la forma en que hacen ensayos en países pobres (ahí está Cazadores de cuerpos, tremenda investigación editada en España por 451).

Pero al margen de teorías conspiranoides, estos días comprobamos una verdad terrible: el control que sobre la salud mundial ejercen las farmacéuticas mediante las patentes. Haya o no pandemia, que la provisión de medicamentos en todo el mundo dependa de una empresa privada no es muy tranquilizador, por muchas donaciones que hagan para disimular.

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