Trabajar cansa

La paz del cementerio laboral

"En esta crisis, en lo que va de año, tenemos menos horas perdidas por huelgas. Hay una gran paz social"-José Luis Rodríguez Zapatero, presidente del Gobierno- 

 

España ya no sólo presume en el extranjero por su clima templado, sus monumentos, paisajes, gastronomía o el carácter amigable de sus gentes. Ahora también podemos presumir de nuestra paz social, que es la envidia de otros países. Hace unos días por ejemplo, en un encuentro con inversores extranjeros, el presidente de una comunidad autónoma ofreció como atractivo para invertir en su región "paz social, facilidades administrativas e incentivos fiscales". El paraíso, vamos. 

Y es que es algo digno de admiración. Con la que está cayendo sobre los trabajadores y las familias, y aquí no se mueve nadie. En Francia, con mucho menos paro y más gasto social, llevan dos huelgas generales en lo que va de año, y los trabajadores están a la que salta, llegando a retener directivos en varias empresas. Nada que ver con nosotros, pues tenemos la suerte de contar con un gobierno pacificador y unos sindicatos pacifistas. Lo que no tengo tan claro es que tengamos un empresariado pacífico. 

No digo que lo de la paz social no esté bien, pero no tengo claro que responda a una voluntad conciliadora por parte de los miles de trabajadores que en la práctica están pagando las consecuencias de la crisis. A mí tanta paz social me recuerda a eso que llaman "la paz de los cementerios". Me da que aquí tenemos la paz de la precariedad y del paro, que tantos años de degradación laboral nos han dejado suaves, suaves. Además, la clase trabajadora está desmovilizada y desideologizada, por no decir desclasada, de forma que antes de convocar una huelga hay que pensárselo muy mucho. 

Por ahora, se anuncia un acuerdo entre la patronal y los sindicatos para los próximos días. Sigue el remanso.

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