Trabajar cansa

Contra la crisis, economía católica

"Se ha de evitar que el empleo de recursos financieros esté motivado por la especulación y el beneficio inmediato"-Benedicto XVI, Encíclica Caritas in veritate

                 

Al coro de economistas, banqueros, empresarios, ministros y ex ministros, que a diario lanzan sus diagnósticos y propuestas para salir de la crisis, se sumó ayer una nueva voz: el Papa Benedicto. 

Inspirado por la pegadiza canción del verano "Capitalismo con valores" –que el G-8 coreará hoy en Italia-, Benedicto propone un sistema económico impregnado de ética, donde el mercado funcione bajo principios humanos y de justicia social. Ya sabemos que cuando un eclesiástico habla de valores está hablando de los suyos, de los católicos, así que debemos entender que la solución a la crisis pasa por catolizar la economía. Yo voy incluso un paso más allá: puesto que se busca un organismo internacional que regule los mercados, el mejor sería el propio Vaticano. Y en España, por supuesto, la Conferencia Episcopal. 

Más que nada porque estos asuntos mundanos no le son ajenos. Recordemos que la jerarquía católica siempre ha sabido manejarse en ese pecaminoso mundo financiero dominado por la especulación y el egoísmo de que habla la encíclica papal. En España, por ejemplo, nuestros obispos han tenido durante años sus propias Sicav (esas sociedades tramposas que sólo tributan al 1%), invirtiendo en bolsa millones de euros (sin mirar demasiado si las compañías en que invertían cumplían los preceptos católicos), y hasta han perdido un dineral estafados por quienes se aprovecharon de su búsqueda del beneficio rápido (caso de Gescartera, o incluso Afinsa). Sólo cuando apretó la crisis han comenzado a desinvertir, a costa de grandes pérdidas. 

Con lo bien que se manejan nuestros obispos en el terreno económico, no sé que hace la ministra de Economía que no se reúne con Rouco.

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