Trabajar cansa

Cuando la peor hipótesis es la única

"Ante la gripe no podemos bajar la guardia, hay que estar prevenidos para cualquier escenario" -Trinidad Jiménez, ministra de Sanidad- 

                   

¿Se imaginan que el ministro de Interior informase a diario de sus planes de actuación para un hipotético atentado terrorista de grandes dimensiones? ¿Y si el de Fomento nos contase día sí y día también cuáles son las medidas previstas en caso de que se rompa una presa? ¿Y si la responsable de Defensa nos explicara los pasos a dar si un país enemigo nos ataca? Todos esos planes existen, sépanlo. Pero que existan no significa que debamos temer tales desgracias para este otoño. 

Es normal que los gobernantes contemplen siempre el peor de los escenarios posibles. A la hora de diseñar planes de actuación, siempre hay que pensar en varias hipótesis, desde la más inofensiva hasta la más pesimista, para saber reaccionar en todos los casos. Por eso es normal que Sanidad baraje el peor de los supuestos en el caso de la gripe A: contagios masivos, mutación del virus, alta mortalidad. 

El problema es que parece que ése es el único escenario que contemplan, y llevamos semanas oyendo hablar de un inminente apocalipsis con millones de infectados, miles de muertos, empresas paralizadas y hospitales colapsados. Aunque cada vez más voces expertas llaman a la calma y denuncian el alarmismo, nosotros seguimos instalados en el Armageddon inminente, lo que justifica, entre otras medidas, comprar vacunas para cada vez más población. 

Es comprensible que la ministra se ponga en lo peor. Si se hiciera realidad ese pronóstico, ella habría cumplido. Y si no sucede, dirá que más vale pecar por exceso que por defecto. Es lo que se llama ponerse la venda antes de la herida. El problema es que la venda, más que en la herida, nos la están poniendo en los ojos. Y sobre todo, no sabemos cuánto nos va a costar la venda.

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