Trabajar cansa

No lo llamen guerra, pero vámonos de allí

"Si lo que quieren es que digamos que es una guerra para equipararlo a la guerra de Irak, la respuesta es no." -Alfredo Pérez Rubalcaba, ministro del Interior- 

    

A algunos les sorprende la resistencia del gobierno a llamar guerra a lo de Afganistán. A mí no. Creo que recoge el sentir mayoritario de la ciudadanía, que en efecto debe de pensar que aquello, aunque parece una guerra, mata y destruye como una guerra, y cuesta -en vidas y fondos- como la peor de las guerras, es en realidad otra cosa. Quizás "misión de paz" es un poco exagerado, pero estamos convencidos de que no es una guerra. Sólo así se entiende que un pueblo tan pacifista, que salió masivamente a la calle cuando Irak, no enseñe ni una chapa contra una guerra donde los nuestros matan y mueren. 

De acuerdo, no es lo mismo una guerra socialdemócrata que una de derechas; y encima ahora es la guerra de Obama. Además nos pilla lejos, y los afganos nos importan un pito. Pero aún así deberíamos hacernos mirar tanta indulgencia con la participación española en Afganistán. 

Una indulgencia a prueba de todo: si de verdad estamos allí para reconstruir el país, llevar la democracia, combatir el terrorismo y en definitiva pacificar el país, lo cierto es que Afganistán está cada día más destruido, la democracia apesta a corrupción y pucherazo, y el terrorismo actúa a sus anchas dentro y fuera. Ah, y los burkas, que fueron bandera de la invasión, siguen donde estaban, sobre las mujeres afganas. 

¿Qué sentido tiene seguir allí? ¿De verdad va a estar peor el país si nos vamos? ¿Es posible estar peor? Y en cuanto a si existe alternativa a la salida de las tropas, sí que la hay: tal como está la cosa, cabe la posibilidad de que nos echen antes de que decidamos irnos.

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