Trabajar cansa

El paro es la mejor reforma laboral

"No hay gobierno en la Historia que se haya dedicado tanto a las personas que pierden su empleo" -José Antonio Alonso, portavoz del PSOE en el Congreso- 

            

Aquí seguimos, con cuatro millones de parados, pero quién dijo miedo: cuando pase la crisis volverán a trabajar todos, ya verán. Mientras, hay que pasar el trago, y por eso el gobierno se aplica en aliviar la espera con subsidios y obras municipales, convencidos de que cuando la economía levante cabeza, el empleo seguirá la misma senda. 

Pues no lo veo tan claro. Me temo que cuando el PIB vuelva a crecer nada será como antes. A muchas empresas la crisis les ha servido para hacer un descubrimiento: que pueden hacer el mismo trabajo con menos trabajadores. Tanto las empresas que despiden por necesidad, como las que lo hacen por vicio –limpiando plantilla con la excusa de la crisis-, se han reorganizado, y el trabajo que antes hacían tres, ahora lo hacen dos. O uno, si se deja, que suele dejarse. 

Hay muchos ejemplos. Fíjense en las empresas de comunicación: periódicos, revistas y demás. Aunque no suele salir en los papeles -pues perro no muerde a perro-, son cientos los periodistas despedidos, pero ningún medio cierra. Una revista que antes hacían entre doce, ahora la hacen entre cuatro, como mucho con algún colaborador externo. ¿Por qué van a querer más plantilla cuando pase la crisis? 

Ni siquiera hace falta apretar a los que se quedan para que echen más horas y rindan más. La elevada tasa de paro es esa campana que nadie quiere saber por quién dobla, por si eres el próximo en caer. Cuando pase el temporal, habrá contrataciones, sí, pero menos. Abundará el empleo precario, y la externalización –los "autónomos dependientes", ese gracioso oxímoron-. Tal vez por eso no hay reforma laboral. Porque no hace falta. ¿Será éste el cambio de modelo económico anunciado?

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