Trabajar cansa

El paro no es culpa de nadie

"A pesar de ser un mal dato, estamos parando el golpe, y se abren expectativas y esperanzas de cara al futuro" -José Blanco, ministro de Fomento-

                    

Si usted es uno de los sesenta mil trabajadores que en noviembre fueron al paro, tómeselo con calma. No se haga mala sangre, que nadie tiene la culpa de su desgracia. Entiendo que busque responsables a quien pedir cuentas, pero ni lo intente, que nadie se dará por aludido. La culpa de que usted esté en paro es, por supuesto, del paro.

La culpa es del paro, de nadie más. Él es así, y tiene la vieja costumbre de comerse unos cuantos miles de empleos en noviembre. Comportamiento estacional lo llaman, pues en efecto el paro tiene sus ciclos y estaciones, como el tiempo, y noviembre es mes de frío, lluvia y paro, más con crisis.

Fíjense en el gobierno. Habla de la destrucción de empleo, pero más bien debería decir autodestrucción, pues el empleo se destruye a sí mismo, nadie lo destruye más que él mismo, y usamos la forma reflexiva: "se destruyeron sesenta mil puestos de trabajo". Otras veces el empleo y el paro se convierten en sujetos activos, responsables de sus acciones: el empleo se comporta bien o mal; el paro crece, sube, cae o se frena; y a ellos se une el "mercado laboral", también con vida propia y manías. Nos comprometemos a "luchar contra el paro", no contra responsable alguno.

Dirán que son sólo formas de hablar. Pero reflejan bien una actitud que hemos acabado aceptando: que la pérdida de millones de empleos es inevitable y natural, y que nadie es responsable, ni el gobierno ni los empresarios, así que sólo cabe acusar a quienes no tienen orejas para oírnos: la crisis, el modelo económico, el desempleo estacional, los males estructurales. Y ahí estamos, viéndolas venir, esperando a que escampe, mirando las nubes para hacer previsiones, y repartiendo paraguas y flotadores.

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