Trabajar cansa

El Nobel, calderilla para la guerra

"A la persona que haya trabajado más o mejor por la fraternidad de las naciones, la abolición o reducción de los ejércitos" -Del Testamento de Alfred Nobel-

            

El Nobel de la Paz, antes conocido como Presidente de los Estados Unidos, recibirá hoy el galardón adornado con unas visibles ojeras, tras haber dormido sólo un par de horas. Anoche, en su habitación del hotel noruego, cuando quiso preparar su discurso de aceptación comprobó horrorizado que se había dejado en Washington la máquina de componer discursos históricos.

Ah, ¿que no sabían que Obama prepara sus grandes mensajes con una máquina? Pues se lo cuento. A la manera de aquel juguetón libro de Queneau que permitía combinar los catorce versos de un soneto para fabricar miles de sonetos diferentes y todos hermosos, también Obama cuenta con un chisme combinatorio que baraja unas cuantas frases emocionantes, y las ordena para que resulten en un discurso brillante cuando le hace falta.

Así que nuestro héroe tuvo que improvisar anoche. ¿Qué hacer? Pues lo que todos hacemos en esos casos: echó mano de Internet y buscó los discursos de anteriores ganadores para hacer un apresurado corta y pega con que salvar la papeleta. Fusiló todo lo que le gustó, incluida esta hermosa frase: "El objetivo de Estados Unidos es construir una paz en la que participen todas las naciones, y a la que todas estén comprometidas; una paz estable que haga posible las nobles aspiraciones humanas." Bonita, ¿verdad? Sí, lo han adivinado: es de Kissinger.

Sonriente, con su vibrante oratoria, Obama seducirá una vez más a media humanidad, y dará las gracias al Comité Nobel. Eso sí, se morderá la lengua para no acusarles de racanería: el millón de euros del premio es lo que cuesta un solo soldado durante un año en Afganistán, según la Casa Blanca. Con esa calderilla, ¿cómo esperan que construya la paz?

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