Trabajar cansa

¿Veis cómo la guerra no está perdida?

"Estados Unidos no tiene ninguna ambición en Afganistán, pero tampoco ninguna intención de renunciar a Afganistán." -Hillary Clinton, secretaria de Estado de EEUU-          

Que la guerra de Afganistán no es una guerra como las demás parece evidente. Allí no valen las viejas teorías del arte de la guerra. Ni siquiera vale el factor sorpresa sobre el que teorizaron Clausewitz y compañía, y que tantas alegrías ha dado en los campos de batalla durante siglos. En Afganistán los ejércitos extranjeros renuncian al factor sorpresa, y a la manera de la guerra de Gila, avisan al enemigo antes de dar un paso: "cuidado, que vamos a atacar". 

La que ha sido presentada como "la mayor ofensiva desde el inicio de la guerra", fue anunciada por los mandos estadounidenses una semana antes: cuántos soldados iban, qué día, y por dónde. Una transparencia que justifican en la protección de la población civil, a la que así darían oportunidad de salir de la ciudad antes de comenzar los combates; aunque en otros medios leo que el objetivo era el contrario: que los talibanes dejasen la ciudad y así evitar fuertes enfrentamientos. 

Lo cierto es que algunos civiles huyeron, y entre ellos debían de estar los talibanes, pues la OTAN no ha encontrado mucha resistencia, y la madre de todas las batallas se ha quedado en menos. Una vez más les ha fallado la maquinita esa que tienen para distinguir un civil de un talibán, y se les han escapado en moto. 

Sea como sea, la gran ofensiva (que debe de ser la cuarta o quinta "mayor ofensiva desde el comienzo de la guerra", yo ya he perdido la cuenta de las veces que lo he oído en los últimos años) ha cumplido su objetivo principal: que parezca que tienen la iniciativa, que conquistan terreno a los talibanes, y de paso unas cuantas fotos bonitas de soldados protegiendo con el cuerpo a los civiles. 

Es evidente que cuando el general McChrystal toma el megáfono para anunciar un ataque, no lo hace mirando hacia Marjah, el supuesto feudo talibán: lo hace apuntando hacia acá, a nosotros, para que lo oigamos bien alto, nos admiremos del ardor guerrero que siguen mostrando, y no caigamos en el derrotismo de las muchas voces que llevan meses diciendo que la guerra está perdida.

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