"No sé lo que pasa en las cárceles, pero en las comisarías no hay nada de lo que Willy Toledo dice. Es un insulto a la democracia." -José María Benito, portavoz del SUP- 

En España no hay casos de tortura. Bueno, algún detenido que se lleva un par de leches cuando se resiste, pero son casos aislados. No hay más que ver cómo los jueces desatienden las denuncias, las archivan o absuelven a los funcionarios acusados. Y en los poquitos casos en que los jueces se equivocan y dan la razón a los denunciantes, llega el gobierno de turno e indulta a los condenados, para que quede bien claro que en España no pasan esas cosas, propias de otros países. 

Pero por mucho que lo repitamos, todavía hay algunos que no se enteran. Ahí está Willy Toledo, que no ha tenido bastante con las collejas recibidas esta semana por su calentón de boca, y el viernes no se le ocurrió nada mejor que decir que en España también hay casos de violación de los derechos humanos, refiriéndose a los inmigrantes en los infames CIEs, pero también a lo que pasa en cárceles y comisarías. Más collejas, deprisa, que este muchacho no escarmienta. 

No es el único que no se entera. Esta semana, por ejemplo, se han celebrado en Sevilla las cuartas Jornadas contra la Tortura, organizadas por la Coordinadora para la Prevención de la Tortura. Allí, en vez de hablar de Cuba, Venezuela y países así, se han dedicado a hablar de España: de la persistencia de denuncias, de la impunidad de los responsables, de los mecanismos de prevención y de los aspectos legales. No esperen encontrar la noticia en el telediario de la noche, porque la mayoría de periodistas es gente responsable que no hace caso de esas cosas, ni de los informes de organizaciones internacionales que año tras año denuncian el caso español, empezando por Amnistía Internacional, a la que algunos conceden todo el crédito cuando habla de Cuba y ninguno cuando se refiere a España. 

De paso, en las jornadas se ha presentado una edición muy especial: la publicación de la obra de teatro José K., torturado, escrita por el anterior inquilino de esta página, Javier Ortiz. Otro que, como recordarán sus lectores, tampoco se enteraba de que esas cosas aquí no pasan.