Trabajar cansa

Quien tiene un tesoro, tiene un amigo

"El PP quiere hacer un reconocimiento público a la magnífica gestión que durante estos años Don Luis Bárcenas ha prestado, y la lealtad al partido." -Comunicado del Partido Popular-

                      

Hay que ver el cariño que los partidos sienten por sus tesoreros, lo que les cuesta largarlos. Ha tenido que ser Bárcenas quien se aparte, ya que nadie quería echarle pese a las evidencias contra él. Y aun así, no se extrañen si le mantienen abogado, despacho y cesta de navidad, de tanto que lo quieren.

No sean mal pensados, sospechando que el tesorero sabe demasiado y que tienen miedo a que tire de la manta: qué tontería, no alcanzo a imaginar qué tipo de información delicada puede manejar el responsable de los dineros de un partido, sabiendo lo transparentes que son. Más bien veo, como decía, una expresión de cariño sincero, de eterno agradecimiento por haberse ocupado de una de las funciones más ingratas: la tesorería.

Imagino que en cada congreso, a la hora de renovar los cargos, todos miran hacia el techo o hacen como que hablan con el móvil cuando el líder pregunta quién quiere ser tesorero. Igual que nadie quiere llevar los recibos de la comunidad de vecinos ni administrar el fondo común al salir de viaje con los amigos, lo de tesorero lo echarán a suerte, o esperarán a que algún valiente dé un paso al frente. Apuesto a que Bárcenas se presentó voluntario, pura entrega a la causa. Fíjense, no tenía bastante con las cuentas del partido, que también era tesorero del grupo en el Senado.

Y es que ya son ganas, con el marrón que supone cuidar el tesoro de los tuyos: lidiar con subvenciones, créditos y donaciones anónimas; tener que llamar al banco para ver si te perdonan la deuda; y para colmo tener que comer y fumarte un puro con tipos como el Bigotes.

Por eso los tesoreros son tan queridos, y quedan en la memoria de todos. Porque nadie recuerda a los miembros de las ejecutivas anteriores de PP o PSOE, pero nadie olvida nombres como Naseiro, Galeote o Aída Álvarez. De ahí que los compañeros de Bárcenas sean indulgentes, y no les importe si se llevó algún dinerillo para hacer más llevaderos los malos tragos del cargo. Además, ya saben que el que parte y reparte se lleva la mejor parte.

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