Trabajar cansa

No hay volcán que por bien no venga

"Los primeros sufridores han sido, qué duda cabe, las compañías aéreas, que ya tenían bastantes problemas, y luego los ciudadanos afectados." -Gerardo Díaz Ferrán, presidente de Air Comet y CEOE- 

                  

¿Cuánto nos va a costar la erupción del volcán? Sabemos lo que le está costando a las compañías aéreas, pues no paran de recordárnoslo. Pero aún no sabemos a cuánto nos va a salir el kilo de lava, que al final pagaremos todos. 

De entrada, nuestros gobernantes ya han abierto la ventanilla para que las aerolíneas pidan ayudas. No han tardado ni tres días en prometer generosidad para las empresas afectadas. Han añadido que no permitirán más ayudas que las proporcionales a las pérdidas de estos días, pero ya sabemos cómo funcionan estas cosas, una vez que se abre el grifo. Como encima las compañías ya venían quejándose de malos resultados, no extrañe que más de uno aproveche para hacer limpieza con cargo al Estado. Yo creía que una aerolínea era una empresa muy gorda como para no aguantar unos pocos días de inactividad, pero ya ha dicho el comisario Almunia que debemos elegir entre darles ayudas, o quedarnos sin volar nunca más porque quiebren. 

A su favor además encuentran un ambiente favorable a la socialización de pérdidas –tras ayudar a bancos, fabricantes de coches y otras industrias-, y la mala conciencia de las autoridades europeas por haberse pasado de prudentes y haberle hecho una faena a las pobres aerolíneas, anteponiendo la seguridad a la cuenta de resultados. 

¿Veremos una nueva aplicación de la doctrina del shock? Recuerden que ésta no consiste en provocar una desgracia, sino en aprovecharse de ella. Nadie puede encender un volcán, pero ya que entra en erupción podemos aprovecharlo para resolver nuestras cosillas. 

No sólo las aerolíneas. Tanta insistencia en el "caos histórico" nos ha convencido ya de la necesidad de cambios en el transporte europeo. Aunque no se espere otro volcán hasta dentro de un siglo, habrá que adaptar aviones, aeropuertos, sistemas de control, equipos, protocolos; y por supuesto construir más "redes transeuropeas" a base de AVE y autopistas. Y ya saben quién lo pagará todo. 

Pena que Air Comet no aguantase unos meses más. Tal vez la habría salvado el volcán.

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