Trabajar cansa

¿Es posible enriquecerse sin romper nada?

"Estoy a gusto y contento, y si alguien duda, pregúntenles si están dispuestos a dar el patrimonio de sus padres, hermanos, hijos y cónyuges." -José Bono, presidente del Congreso-

            

¿Qué delito ha cometido Bono para ver achicharrada de esta manera su carrera política? Por ahora ninguno que sepamos. Según los diputados que han visto su declaración de patrimonio, en ella no hay nada extraño, todo normal. Todo lo normal que pueda ser enriquecerse a esa velocidad, vale, pero dentro de la ley. Y sin embargo, y sin que haya ni una investigación judicial abierta, ya está en el banquillo. No en el judicial, sino en el de la opinión pública, que es peor.

¿Y de qué lo acusamos? De enriquecerse deprisa, ni más ni menos. Desde Balzac desconfiamos de las grandes fortunas, tras las que siempre intuimos un crimen. Y aunque en España han florecido los nuevos ricos, seguimos aplicando una lógica que nos dice que nadie se hace rico sólo con su trabajo, que algo sucio ha debido de hacer.

Tiene razón Bono en su desafío: a ver quién se atreve a ser transparente. ¿Cuántos resistirían la publicación detallada de su patrimonio familiar? Y cuando digo detallada, quiero decir muy detallada, incluyendo hasta el último primo que pueda servir como hombre de paja. En realidad la pregunta es otra: ¿cómo se hace uno rico? ¿Puede uno juntar seis millones de euros sin romper nada? Incluso aunque no incumpla ninguna ley -pues la compraventa especulativa de viviendas es legal, como lo es la apropiación de la plusvalía de los trabajadores o la inversión en basura financiera-, en el fondo todos tenemos un prurito moral que nos dice que para ganar tanto dinero hay que mancharse las manos.

Por supuesto, en el caso de servidores públicos hay que ser más exigente. La prueba del algodón que no resistiría un banquero o ese vecino que cambia tanto de coche, en los políticos tiene que salir blanco nuclear.

Sin embargo, PP y PSOE rechazaron hace poco una iniciativa de IU para publicar el patrimonio y la renta de los diputados. No es que fuese una garantía de transparencia, pues cuando se ha hecho, el resultado es de risa, con gobernantes que están con una mano delante y otra detrás. Pero nos llevaríamos más de una sorpresa.

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