Trabajar cansa

La cara B de Esperanza Aguirre

"Ya sabéis que yo soy un poquito descuidada, espontánea y abierta. A micro cerrado casi nunca digo nada." -Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid-

 

Siempre que oigo hablar de la presidenta madrileña me acuerdo de la que fue ministra de Educación y Cultura en 1996, y que casualmente también se llamaba Esperanza Aguirre. Hasta ahí llegan las coincidencias, pues como recordarán, aquella ministra Aguirre tenía fama de cortita, y se le atribuía todo tipo de gazapos, reales o apócrifos.

Qué diferencia con esta otra Esperanza Aguirre, mucho más astuta que su homónima, de la que nunca más se supo. La que hoy preside Madrid de tonta no tiene un pelo. Al contrario, su inteligencia política es enorme. Ahora por ejemplo ha descubierto el juego que dan los micrófonos inadvertidamente abiertos, con los que puede hacernos llegar la cara B de su discurso. Una cara B que unas veces sirve para ampliar la cara A, y otras para disimularla.

Sus frases "espontáneas" son otra pieza en el personaje que viene construyéndose, y que explica parte de su éxito. En tiempos de descrédito, cuando la valoración de la clase política está por los suelos, Aguirre adapta el modelo Berlusconi a la realidad española: se presenta como la antipolítica, el verso suelto, la que dice lo que piensa, sin pelos en la lengua; la que mete unas veces la pata y otras el dedo en el ojo, la que se enfrenta a su propio partido.

Y se ve que el truco funciona: en la última encuesta electoral publicada hace un par de días doblaba en escaños al PSOE.

Aguirre tiene mucho mérito, pero no todo es suyo. No iría tan sobrada si no tuviera enfrente a una oposición como la que tiene. El calamitoso PSOE madrileño, que ya le regaló la presidencia por llevar en sus filas a elementos como Tamayo, no ha sido capaz de oponer un programa político serio en estos años. A día de hoy ni siquiera tiene claro quién será su candidato, si quedarse con el apagado Tomás Gómez o buscar un candidato estrella para el que no sobran voluntarios. Y tampoco IU está mucho mejor.

Los madrileños tenemos Aguirre para rato. Pero no nos quejemos, las cosas pueden ser aún peor: se rumorea de nuevo que Gallardón podría dejar la alcaldía tras ser reelegido, para que la ocupe Ana Botella. Glup.

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