Trabajar cansa

Los funcionarios deciden la huelga general

"Esta huelga es inoportuna, innecesaria y fuera de lugar. España no está para paros generales ni para huelgas particulares." -Gerardo Díaz Ferrán, presidente de la CEOE-

 

Por si no se han enterado, hoy está convocada una huelga de funcionarios en todas las administraciones. Por supuesto que están enterados, pues llevamos semanas hablando de este paro. Pero lo importante, y es a lo que me refiero, es que nos enteremos hoy al salir a la calle, que notemos la huelga por sí misma.

En las huelgas no hay término medio: o triunfan o fracasan. Y eso depende mucho de su visibilidad, de la foto que dejen. Sin ella, sólo queda la habitual guerra de cifras, como en las manifestaciones, pues hace tiempo que las huelgas también oscilan entre el 10% y el 90% según quien la mire.

A la hora de visibilizar una huelga seguimos usando referentes del pasado, aunque hayan cambiado mucho las cosas. La imagen clásica es la paralización: calles con aspecto de festivo, viajeros colgados en estaciones y aeropuertos, comercios cerrados, y televisiones fundidas en negro.

En el caso de una huelga de funcionarios el alcance es evidentemente más limitado, pues sólo toca al sector público. Pero es que además el Estado ya no es lo que era, y hay todo tipo de situaciones que lo complican. No todos los que trabajan a sueldo del Estado son funcionarios, y no me refiero sólo al personal laboral, pues también hay formas de subcontratación, externalización y privatización de servicios públicos.

Además, dentro de cada administración hay empresas, entes y otras fórmulas, y no todos van hoy a la huelga. En muchas ciudades no paran ni los autobuses ni el metro, lo que quitará mucha visibilidad. Tampoco afecta a los trabajadores de Renfe, icono habitual de toda huelga. Por si todo ello fuera poco, convocan los sindicatos mayoritarios, pero se descuelgan pequeños sindicatos, y los nacionalistas en el País Vasco.

Y con todo, una huelga de funcionarios es mucho más fácil que una huelga general, de modo que será el termómetro para decidir si hay calorcito suficiente. Porque si los funcionarios, que objetivamente lo tienen mucho más fácil que el resto para hacer huelga, no paran hoy todo lo que esté en su mano parar, difícil será pensar en otras movilizaciones. Ellos deciden.

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