Trabajar cansa

Maestros que no sólo son respetados

"La función de los profesores es enseñar, y para esa labor importantísima necesitan del respaldo del orden y de la disciplina." -Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid- 

Entre tantas reformas ‘urgentes’ que se acumulan (laboral, pensiones, cajas), no encuentro mención a la que seguramente es la más decisiva para nuestro futuro: la reforma educativa, la superación de un sistema que arrastra problemas, carencias y atrasos desde hace décadas. Es cierto que la educación ha conocido reformas de todos los colores, una por gobierno. Pero a falta de una a fondo y en serio, seguimos igual o peor. 

En ese panorama, la educación de nuestros hijos la salvan los buenos profesores, que son muchos. Aquellos docentes cuya principal necesidad no pasa por una Ley de Autoridad como la aprobada en Madrid, pues no precisan de tarimas y disciplina para ser respetados en clase. Profesores que se sobreponen a las muchas carencias del sistema, y logran no sólo ser respetados, sino también ser queridos. 

Hace cuatro días enterramos en Badajoz a una de las mejores: Lourdes Rodríguez, una maestra cuyos alumnos y ex alumnos lloraron junto a sus familias en un emocionante funeral. Su nombre no les dirá nada a la mayoría, pero para cientos de familias de un barrio de clase trabajadora ha sido decisiva, ha dejado una enorme huella, y un gran vacío con su muerte temprana. 

Hace año y medio, cuando ya le habían diagnosticado la enfermedad que la ha matado, le regalé un ejemplar de Mal de escuela, el precioso libro de Daniel Pennac sobre la responsabilidad del maestro con sus alumnos. Pennac, entre otras cosas, habla de amor, "una palabra que no puedes ni siquiera pronunciar en una escuela, un instituto, facultad o semejante", pues "está mal visto hablar de amor en materia de enseñanza". Un amor que Pennac explica con una hermosa metáfora sobre golondrinas estrelladas, que describe perfectamente cómo entendía Lourdes Rodríguez la enseñanza. 

A ella le sobraba amor, por su profesión y por sus alumnos, y durante dos décadas se convirtió en una de esas maestras que salvan alumnos, que con su dedicación y su pasión cubren los muchos agujeros del sistema educativo y demuestran que otra forma de educar es posible, que no todo está perdido. La echamos de menos.

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