Trabajar cansa

Que los cotillas vean que somos gente decente

"El gobierno está haciendo esfuerzos ante la pérdida de credibilidad de España, pero serán los mercados los que decidan si son los necesarios y suficientes." -Miguel Martín, presidente de la Asociación Española de Banca-

 

Si fuera cierto eso de que cuando te pitan los oídos es porque alguien habla mal de ti, los españoles deberíamos tener las orejas como si llevásemos una vuvuzela dentro. No hay día en que no salga alguien (lo mismo un periódico que una canciller alemana) haciéndose eco de los rumores sobre los problemas financieros españoles, la inminencia de una quiebra nacional y la previsión de un rescate europeo.

Dicen que España es víctima de una estrategia de rumores malintencionados, que buscan minar nuestra credibilidad a base de extender la desconfianza, con el único objeto de hacer negocio: cuantas más dudas haya sobre nuestra solvencia, más ganarán los acreedores de deuda y quienes apuestan contra valores españoles en bolsa, tensando la cuerda hasta el límite para que suba la ganancia sin llegar a romperla del todo.

Es cierto que hay quien se está forrando con el juego de los rumores, pero no sabemos si hay algo más. Porque al final, con tanto cotilleo especulador, todos acabamos dudando, la estrategia del rumor lo contagia todo. Sobre todo cuando vemos que la familia (Europa) no nos defiende como debiera, y se limita a desmentidos rutinarios. Y en materia de rumores, tanto daño hace el bulo como su desmentido, pues todo sirve para engordar la bola.

Pero es que nuestros socios europeos no sólo muestran poca convicción al rebatir los chismes: además insisten en exigirnos rectitud, mediante ajustes y reformas, para que los cotillas vean que somos gente decente. Y como la que va a misa para acallar a quienes en el pueblo cuchichean sobre su agitada vida sentimental, nuestro gobierno se ha puesto de repente cuello vuelto y reza el rosario liberal en público. Una insistencia en probar su decencia económica que, más que acabar con las maledicencias, las refuerza: "Ya lo decía yo..."

Hoy nos visita el cura del pueblo: el director del FMI, Strauss Khan. Habrá que recibirle con la casa limpia, bien planchados y peinados, y cargados de píos propósitos, para que se lleve una buena impresión y se lo cuente a tanto cotilla como anda por ahí.

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