Trabajar cansa

Que les den café (party)

"El Tea Party pide tres cosas: menos impuestos, menos intervención del Gobierno y más nación. Tres ideas ‘alocadas’ con las que estoy bastante de acuerdo." -Esperanza Aguirre, Presidenta de la Comunidad de Madrid-

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Lo del Tea Party norteamericano ha sido tal éxito, ha conquistado tal cuota de mercado político y consolidado su marca de tal manera, que ya hay quien quiere exportar la empresa a Europa, no sabemos si en régimen de franquicia. El primero ha sido, cómo no, Berlusconi, que suponemos italianizará la marca como Cappuccino Party, siguiendo el chiste de Esperanza Aguirre sobre el ‘café party’ español.

Hace unos días el maestro cafetero José María Aznar, tras defender al movimiento norteamericano ultraconservador, advertía contra "la tentación de imitarles" en Europa. Y se entiende su prevención, al menos en España: qué necesidad hay de copiar inventos extranjeros cuando tenemos nuestros propios productos pata negra. Que de infusiones y bebedizos ultras aquí sabemos mucho.

Y si no, echen un vistazo al ideario facha-yanqui ("defensa de los valores nacionales", lo resumió Aznar). Además de las tres ideas de Aguirre incluye la expulsión de inmigrantes, la defensa de la familia tradicional y la religión, el rechazo a los matrimonios homosexuales y al aborto, la privatización de todo... ¿Les suena? ¿Necesitan nuestros derechistas aprender algo de sus hermanos norteamericanos? ¿No tenemos aquí locutores como ese Glenn Beck que desde la Fox insulta al ‘comunista’ Obama?

Ya me dirán quién puede dar lecciones, si ellos o nuestros cafeteros. Porque aquí además hay tradición, que para eso tuvimos durante décadas nuestro propio Tea Party, pero más cargado y sin azúcar: nacionalcatolicismo se llamaba. De los posos que aquel brebaje dejó en la taza salen muchos de los granos que hoy alimentan el Tea Party ibérico.

Aun así, siempre hay quien se deslumbra por lo que viene del otro lado del charco. Ahí está Esperanza Aguirre, dispuesta a dar un paso adelante y hacerse con la franquicia. Ya ven: aspiraba a ser la Thatcher española, y puede acabar siendo una Sarah Palin castiza.

Bromas aparte, la conversión del Tea Party en una multinacional es otra prueba de que, al calor de la crisis, la derecha mundial se está radicalizando, y asusta. Y la española no le va a la zaga.

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