Trabajar cansa

Que echen ya a los inmigrantes (del invernadero)

"Los gobiernos han priorizado la inmigración musulmana frente a la hispana, una población que en algunos casos plantea problemas de integración." -Alicia Sánchez Camacho, presidenta del PP de Cataluña-

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Desde aquí me sumo con ardor a la campaña islamófoba que la derecha está alentando en toda Europa. Exijo que hoy mismo, sin dilación, expulsen de mi barrio a todas esas musulmanas con burka y a sus maridos que preparan bombas para la yihad. Si me dan a elegir, prefiero convivir con colombianos narcotraficantes, latinos integrados en pandillas violentas, chinos que explotan compatriotas en sótanos y reciclan los pasaportes de sus muertos, o hasta rumanos que secuestran niños y roban al descuido.

La lista de estereotipos sobre los inmigrantes es conocida. Y los tenemos muy interiorizados, pese a que los datos demuestran que estos clichés son siempre generalizaciones injustas. Entre todas ellas, la de los inmigrantes de religión o cultura musulmana es la más arraigada, y seguramente la más injusta.

Así, nos han vendido la moto del problema del burka cuando resulta que no han encontrado ni uno solo en España (ni uno, insisto; tan sólo una decena de mujeres vistiendo niqab). Nos han convencido de que son la inmigración más problemática, cuando la realidad es que los conflictos son mínimos en comparación con la población existente. Quieren exigirles contratos de integración, juramentos constitucionales, certificados de buena conducta y casi el bautismo, cuando los únicos problemas de convivencia son de tipo social, no cultural ni religioso.

Y lo más gracioso: quieren hacernos creer, con la boca pequeña (el PP), a media voz (Merkel) o a gritos (Anglada y compañía) que la inmigración musulmana es en realidad una invasión disimulada de Occidente, cuando los únicos que desde hace décadas lanzan invasiones en el mundo somos nosotros, y de forma nada disimulada, a bombazos.

Al cliché le falta una última acusación, de la que nunca se acuerdan los políticos xenófobos: los inmigrantes en general, y los musulmanes en particular, son culpables de habernos engañado durante años haciéndonos creer que ciertos trabajos eran penosos y estaban mal pagados, para así quedárselos ellos. Qué listos. Que los echen ya, así podemos volver al invernadero, la fregona y el andamio.

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