Trabajar cansa

¿Acabará el G-20 a monedazo limpio?

"El debate de los negociadores era tan acalorado que cuando entré en la sala tuve que dejar la puerta abierta para que se enfriara el ambiente." -Kim Yoon-Kyung, portavoz de la Cumbre del G-20 en Seúl-

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Los servicios de seguridad de la cumbre del G-20 que hoy empieza en Seúl han instalado un detector de metales en la entrada. Pero no lo hacen pensando en bombas ni armas, sino en algo más pequeño: monedas. Está prohibido entrar con calderilla en los bolsillos. Una medida preventiva, no sea que la actual "guerra de monedas" que enfrenta a estadounidenses, chinos y europeos acabe siéndolo pero en sentido literal, y acaben a monedazo limpio.

Los ánimos están calientes. Las principales potencias económicas se miran con recelo y se acusan de utilizar la política monetaria para recuperar sus economías a costa de hundir al resto. Así, Estados Unidos y Europa vienen criticando que China mantenga el yuan bajo para favorecer sus exportaciones, y ahora resulta que Estados Unidos se ha puesto a jugar al mismo juego de la moneda barata. Entre los europeos, por su parte, también hay desconfianza hacia cómo Alemania dirige la economía continental.

Ya digo, un ambientazo en el que pueden acabar lloviendo monedas de un lado a otro del salón. Aunque al final todos harán un esfuerzo para sonreír en la foto de familia, qué lejos parecen los días en que, no hace tanto, las cumbres del G-20 transmitían buen rollito, cuando todo eran promesas, palabras bonitas, esto lo arreglamos entre todos, el capitalismo lo refundamos hoy mismo, etc. Lo aclaraba hace dos días el principal asesor económico de Obama, Lawrence Summers: "Es parte de la vuelta a la normalidad, los países imponen sus intereses."

Pues eso, la vuelta a la normalidad, que en este caso es la vuelta a la selva, al sálvese quien pueda. Tras las reuniones de hace un año, cuando todos se abrazaban y se decían hermanos ante la crisis, hoy cada uno va a lo suyo. Unos, las economías emergentes, porque se les ha pasado el susto y prefieren mirar por su casa. Otros, los depresivos, porque quieren salvar el cuello como sea, a costa incluso (o sobre todo) de hundir a sus vecinos.

Y pensar que el G-20 era la alternativa que algunos proponían como gobierno mundial frente a la ineficaz ONU. Más monedas, que es la guerra.

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