Trabajar cansa

¿Quién odia más a Julian Assange?

"A fin de cuentas creemos que a largo plazo todo esto no tendrá un impacto negativo sobre el poder o el prestigio de Estados Unidos." -Geoff Morrell, portavoz del Pentágono-

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No me gustaría estar en el pellejo de Julian Assange, fundador de Wikileaks, a cuya cabeza han puesto precio. Sabemos que lo busca Interpol, que el gobierno estadounidense quiere enchironarlo, y la ultraderecha del ‘tea party’ ejecutarlo. Pero Assange no sólo se va a quedar sin ir de vacaciones a Estados Unidos durante una buena temporada: al paso que va, no podrá poner un pie en casi ningún país del mundo.

El llamado cablegate se presenta como un pulso entre Estados Unidos y Assange, pero en realidad, si leemos lo que se ha ido publicando, el gobierno norteamericano no parece el más perjudicado. Sí, es verdad que le ha sacado los colores, le obliga a dar explicaciones a sus aliados y a recomponer sus sistemas de comunicación y su red de informadores. Pero quitando eso, y la confirmación de lo que todos sabíamos –que espía e intriga en defensa de sus intereses-, no sale muy mal parado frente a lo que se cuenta de otros.

Nos dijeron que el cablegate pondría contra las cuerdas a Estados Unidos. Y sin embargo, con lo desvelado hasta ahora, son otros los que tienen el culo al aire: según los cables, Rusia es una mafia estatal, Irán sigue buscando la bomba nuclear, Venezuela ayuda a Irán, a su vez con ayuda de Cuba y Bolivia; Pakistán apoya al terrorismo, los países árabes malmeten contra Irán, China le hace la cama a Corea, Berlusconi es un prenda de cuidado, la presidenta argentina está de psiquiatra, Turquía no es de fiar, y España se baja los pantalones judiciales cada vez que llama el embajador.

Un retrato mundial del que nadie sale ileso, y que pinta un planeta tan podrido que la podredumbre estadounidense incluso se diluye y resulta menos pestosa. Un retrato que, además, pone en el disparadero precisamente a aquellos países contra los que Estados Unidos viene apuntando. No sé si lo mejor está por llegar, si los cables no dan para más, si se debe al filtro de los periódicos que tienen la exclusiva, o si tienen razón las teorías conspiranoides que ya circulan por la Red. Lo cierto es que, hasta ahora, casi quien menos motivos tiene para odiar a Assange es... Estados Unidos.

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