Trabajar cansa

El PP ganará hasta con una gallina

"Va a venir un cambio político en España, eso es obvio, es imparable, pero el presidente se empecina en no dejar hablar al pueblo." -Esteban González Pons, vicesecretario de Comunicación del PP-

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Dice Rajoy que el PP ganará las elecciones se ponga quien se ponga enfrente, lo mismo Zapatero que Rubalcaba, Blanco que Chacón. Que ganará con la gorra, por no usar otra expresión que tal vez tenía en mente. Su confianza coincide con lo que analistas, encuestas, gente de a pie y políticos socialistas en la intimidad dan por irreversible, por la debacle de un PSOE empeñado en cavar su tumba más profundo.

Lo que le faltó decir a Rajoy, para ser justo y completar el razonamiento, es que el PP se hará con el poder tanto si lleva de candidato a Rajoy como si pone en el cartel a Bob Esponja o presenta una gallina para la Moncloa. Es decir: que ganará porque tiene que ganar, porque el bipartidismo estructural no deja más opciones, si no gana uno tiene que ganar el otro, basta la movilización de los suyos y la deserción del resto.

Con un sistema electoral, institucional y mediático que consolida el bipartidismo, jibariza toda vida a la izquierda del PSOE, y anota la abstención en el botín del vencedor; y con una izquierda que para próximas convocatorias puede acudir aun más dividida, al PP le basta hacer lo que viene haciendo: dejar que el descontento prenda, jugar al tremendismo, hacer sangre de todas las heridas y esconder su programa anticrisis. Está haciendo una oposición de pena, pero sabe que ganará con Rajoy o con la gallina, agravando el descrédito de la política con la victoria de quien no ha hecho nada por merecerla.

Algún día tendremos que cambiar un sistema que convierte el voto de castigo en premio para el otro, y de paso hace que el castigo lo sea más para los electores: la bofetada que los votantes socialistas darán al PSOE (a Zapatero, y a alcaldes y presidentes autonómicos) se la dan en su propia cara. Y no vale apelar al voto útil, que está comprobado que también es un bofetón.

Si el PSOE no cambia de rumbo, sus votantes no sólo reprocharán al presidente que les fallase, girase a la derecha y olvidase su programa social. Tampoco le perdonarán que les deje en manos del PP, al que entregará el país con el trabajo sucio ya hecho.

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