Trabajar cansa

Esta columna la ha escrito Rubalcaba

"El PSOE cree que los españoles somos tontos. Esto es un embrión para hacer una España irreconocible e ingobernable desde los valores del PP." -Jaime Mayor Oreja, eurodiputado del PP-

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Les cuento una historia terrorífica, que pasó en mi barrio. Desde la huelga general un grupo de vecinos nos organizamos para que no decayese la contestación social. Como en otros barrios, en el mío llevamos meses calentando el ambiente, organizando asambleas, debates, caceroladas y pegadas de carteles. Es decir, como otros colectivos, hemos estado creando el ambiente de fondo que explica mucho de lo que ocurre estos días en Sol.

Pues bien, desde el principio las actividades estuvieron dominadas por un vecino al que nadie conocía. Destacaba por su radicalismo, y de él partió la idea de sumarnos a "Democracia real ya". Era siempre el que más hablaba en las asambleas, y el más activo en las redes sociales. Hasta que un día un vecino se le quedó mirando y le dijo: "Oye, tu cara me suena". El tipo se sintió descubierto y huyó, perdiendo la peluca, y entonces todos le reconocimos: ¡era Rubalcaba!

Ya sé, ya sé, suena disparatado. Pero no más que las teorías de la conspiración que esta semana circulan en internet y los medios ultras, y a la que se apuntan algunos en el PP: el levantamiento de los ‘indignados’ es una operación de Rubalcaba para evitar la victoria del PP.

Ya sabemos que la capacidad intrigante de Rubalcaba es inagotable: de su guarida salieron el 11-M y el 13-M, la tregua de ETA y la legalización de Bildu, las movilizaciones contra la guerra de Irak y por el Prestige, la victoria de la selección española y todo ese cuento de la trama Gürtel. Todo es obra de ese cerebro que la ciencia debería conservar en formol cuando muera.

La prueba de que el nuevo Rasputín está tras la acampada de Sol, es que no envió a la policía a reprimirla. Claro que si los echase a palos también le acusarían de hacer el juego a los manifestantes, pues se crecerían con la represión. En fin, que según creen algunos, los ciudadanos somos tontos de capirote y estamos adormilados a la espera de que Rubalcaba nos saque a la calle, porque solitos nunca seríamos capaces.

Ah, y por supuesto esta columna no la he escrito yo. Ha sido Él.

 

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