Trabajar cansa

¿No había otra salida? ¿Lo intentaron?

"Hay que abandonar los estandartes apolillados del XIX, las monsergas marxistas; los socialistas tenemos que ser eficaces." -José Bono, presidente del Congreso de los Diputados-

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Parece que los portugueses, como otros europeos antes, prefieren el original a la copia: puesto que la salida a la crisis está irremediablemente al fondo a la derecha, nadie mejor que la derecha auténtica para conducir por ese camino.

En Portugal la salida está a la derecha, pero no sólo porque así lo imponga el rescate europeo: sobre todo porque el Partido Socialista no presentó alternativa, no propuso otra salida; y porque antes de llegar al rescate tampoco probó otros caminos, sino que aplicó la misma política que ahora continuará la derecha patanegra: recortes, reformas, sometimiento al poder financiero.

En Portugal, como en el resto de países que también viraron a la derecha, se culpa a la crisis. Pero no es cierto. La culpa es de esos partidos que se dicen de izquierda pero que, a la hora de buscar salida, sólo han llamado a una puerta: la de la derecha, y ni siquiera han mirado si había más puertas.

Si en momentos de crisis total, cuando además el capitalismo flaquea y queda probado que lleva la crisis en sus genes, la socialdemocracia no tiene nada mejor que ofrecer, entonces apaga y vámonos, que pase la derecha. Partidos que, como el PSOE, no sólo renuncian a intentar otra política económica (digo yo que entre la "monserga marxista" y el actual sometimiento a los mercados habrá algo entre medias, ¿no?), sino que además malvende todo aquello que en términos sociales aún podía diferenciarle de la derecha.

Sólo les queda una disculpa: no podían hacer otra cosa, fueron rehenes de la crisis, de los mercados, de una Europa que señala una única puerta posible. Pero para que creamos que no podían, al menos deberían haberlo intentado, incluso a riesgo de fracasar; pero no ha sido así. Y si no lo intentaron por miedo, coacción, incapacidad u otro motivo, deberían habérnoslo explicado, contarnos cuál era la alternativa y cuáles los riesgos. Pienso en todo esto leyendo la última novela de Belén Gopegui, muy útil para reflexionar sobre esa dramática renuncia y sus consecuencias; y para denunciar que no, no lo intentaron.

 

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