Trabajar cansa

Una tele que hace a la caja menos tonta

"Se hace necesario regular, ordenar, con la intención de proteger al ciudadano de posiciones dominantes de opinión." -Preámbulo de la Ley 7/2010 General Audiovisual-

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Si no tuve muchas dudas en su día cuando decidí sacar el televisor de mi casa, la llegada de la TDT me terminó de convencer: lo más interesante de la actual tele siempre lo encuentras en Internet –a menudo en las webs de las propias teles-, y para lo demás, me basta con que me lo cuente Roberto Enríquez. Tan convencido estoy que hago proselitismo: créanme, se vive mejor sin la caja tonta, que con la TDT sigue siendo igual de tonta, aunque la multiplicación de canales nos haga pensar otra cosa.

Sin embargo, acabo de hacerme socio de una cadena. Una que por cierto se ve en Internet, algo fundamental pues sólo se coge en Madrid. Como suelen decir en las campañas publicitarias de las teles de pago, por sólo cinco euros al mes, dos céntimos al día, puedes abonarte. A cambio no ofrecen ni cine de estreno ni fútbol europeo, pero sí dan algo que escasea en la parrilla: otra forma de ver la realidad, una mirada crítica, un espacio alejado del pensamiento dominante –que en la TDT es incluso más dominante-.

La cadena, lo habrán adivinado algunos, es Tele-K, la histórica televisión vallecana que lleva dieciocho años haciendo eso que las televisiones públicas prometen y a menudo olvidan: servicio público. Pero no como se entiende habitualmente, sino desde abajo, horizontal, participativa. Una tele que pone la cámara allí donde otros no acuden, que enciende el foco sobre las zonas de sombra –que no son en este caso los pueblos sin cobertura de la TDT-, y que además no ficha presentadores estrella, sino que funciona como escuela donde muchos se forman.

Tele-K ha sobrevivido estos años por libre, pero con la nueva regulación de la TDT puede asfixiarse. La ley que le permitió emitir se lo puso también más difícil, pues encarece los costes de transmisión, a la vez que prohíbe a las teles comunitarias financiarse con publicidad.

Como la independencia tiene un precio, Tele K ha lanzado un S.O.S., pues necesita apoyos para seguir emitiendo. Yo ya soy socio, y les aseguro que nunca pensé que abonarme a un canal me iba a hacer sentir tan bien. Pruébenlo.

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