Trabajar cansa

La fiesta mustia de la democracia

 

Si, como dice el tópico, las elecciones son la fiesta de la democracia, hay que reconocer que las de hoy son una fiesta más bien mustia, de caras largas, música sosa y poco cuerpo para bailar. Una de ésas en que, al entrar por la puerta y ver a los convidados, se pregunta uno si no se ha confundido y en vez de una fiesta se ha colado en un funeral.

No, no está el ambiente para mucha fiesta, la verdad. De entrada, no tenemos mucho espíritu festivo, con la paliza que llevamos encima. Además, los programas electorales de los partidos no han dado barra libre esta vez, de modo que hay poco con que achisparnos para bailar. Y para colmo están esos ‘mercados’ acosadores, como invitados indeseados que se han colado en nuestra fiesta y se dedican a reventarla, a romper copas, gastar bromas pesadas y buscar bronca.

El que está llamado a ser rey de la fiesta, Mariano Rajoy, tampoco es muy saleroso que se diga, y aunque le dejemos el centro de la pista para que abra el baile, sabe que le tocará bailar con la más fea, una crisis que puede devorarle en la primera canción, eso si antes los gamberros mercados no le dan un manteo o lo tiran al pilón. Y para acabar de aguarnos la juerga democrática, en la puerta hay unos cuantos, los del 15-M, que han decidido montarse la fiesta por su cuenta, y que denuncian que la que celebramos de puertas adentro es un timo, que la verdadera diversión democrática está en otra parte.

Así de motivados acudiremos hoy a las urnas, con miedo de que nos sirvan garrafón y nos despertemos mañana con un resacón histórico, que nos deje un dolor de cabeza de años. Con ese espíritu tristón llegamos a la fiesta de la democracia, temiendo además que, con los vientos tecnocráticos que soplan por Europa, cualquier día de estos oigamos otra vez esa frase tan repetida últimamente de "la fiesta ha terminado", pero no aplicada a la buena vida de antes de la crisis, sino a la propia democracia.

Qué quieren que les diga. Con este ambientazo, yo estoy por irme esta noche a Génova, a ver si por lo menos allí puedo echarme un baile en condiciones.

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