Trabajar cansa

Negociar sin sillas

 

La primera sorpresa que se van a llevar los sindicatos cuando acudan a la primera reunión con la CEOE para negociar la reforma laboral tendrá que ver con el mobiliario: "¿Dónde están las sillas?", preguntará algún dirigente de CCOO o de UGT al ver que no hay dónde sentarse. Y es que el próximo acuerdo social se podría cerrar de pie, pues ni tiempo les van a dar para quitarse el abrigo. La reforma laboral es "urgente", y Rajoy les dejará sólo unos días. Y si a la vuelta de las navidades no se han entendido, "el gobierno gobernará".

La segunda sorpresa, si aceptan participar en esa negociación exprés, puede ser la de encontrarse sobre la mesa la reforma ya redactada, a falta sólo de estampar la firma. Porque todo apunta a que la reforma está más que decidida, y que Rajoy se limita a cumplir el trámite del diálogo social, por si tiene suerte y los agentes sociales le salvan la cara en su primera dificultad como presidente, y de paso le regalan la primera foto del álbum.

Aunque tal vez dejen a los sindicatos retocar alguna frase, cambiar una coma o un adverbio, parece claro que los contenidos están más que decididos: desmontar la negociación colectiva para facilitar bajadas de sueldos en la empresa privada. Ése será el núcleo duro, aunque luego se acompañará de otras medidas para vestir un poco una reforma que, para variar, irá contra los derechos de los trabajadores, pues en este país "reforma laboral" es un eufemismo que siempre quiere decir lo mismo.

Con estos mimbres, casi se agradece la premura, que los tocamientos previos sean rápidos y consumen cuanto antes, en vez de marearnos durante meses con reuniones, declaraciones y borradores para al final llegar al mismo sitio, decidido desde el principio. Si nos van a reformar, hágannoslo ya y sin anestesia, y así podemos empezar ya a protestar o a lamernos las heridas. Porque si los mercados, Europa y los empresarios no pueden esperar un minuto, tampoco los trabajadores tenemos humor para que nos tengan semanas o meses de intriga, si ya nos sabemos el final de la película: el muerto somos nosotros.

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